Lunes, 19 de mayo de 2025   |   Campo

Productor denuncia el deterioro de caminos en un municipio de Buenos Aires y exige obras pendientes

Productor denuncia el deterioro de caminos en un municipio de Buenos Aires y exige obras pendientes

En el paraje El Moro, cerca de Henderson, en el centro-oeste de la provincia de Buenos Aires, Marcelo Thomas capturó con su celular una imagen que, aunque ya se ha vuelto habitual en la región, sigue causando dolor: tractores equipados con cubiertas especiales arrastrando ganado y maquinaria por caminos intransitables, mientras el agua estancada rodea los campos.

“Así estamos en mi pueblo, debido a la falta de obras en el río Salado y al mantenimiento deficiente de los canales provinciales, sumado a la desidia política. Tenemos el maíz listo para cosechar, pero no podemos mover la hacienda con normalidad,” denunció el productor en su cuenta de X (exTwitter).

La situación, caracterizada por el anegamiento y la imposibilidad de acceder o salir de los establecimientos agropecuarios con normalidad, se viene arrastrando desde hace meses y se agrava con la llegada del invierno.

“Hay dos grandes canales que atraviesan todo el partido, El Moro y La Estrella, que desembocan en el arroyo Vallimanca y, posteriormente, en el río Salado. El problema es que estos canales no están siendo mantenidos; tienen árboles y eucaliptos que han crecido en su interior, bloqueando el escurrimiento del agua. Las alcantarillas también están colapsadas e incluso se ha acumulado tanta agua que algunas han sido arrancadas,” explicó Thomas a LA NACION.

La acumulación de agua, junto a la falta de evaporación por las bajas temperaturas y la escasa vegetación, complica aún más el panorama. Pero los problemas no terminan ahí. “El estado de los caminos rurales es deplorable. Para entrar y sacar un toro, tuvimos que usar un tractor con ocho ruedas. No se puede circular con una camioneta común. Nosotros tenemos una 4×4 con cubiertas de tractor, porque sin eso no podemos entrar. Los últimos cuatro kilómetros son un desastre,” lamentó.

Según Thomas, las vacas de cría enfrentarán serias complicaciones, ya que parirán en un entorno inundado. Su establecimiento familiar, llamado El Rosario, abarca 200 hectáreas y se dedica tanto a la ganadería como a la agricultura. También poseen otro campo, El Recuerdo, ubicado a cuatro kilómetros, donde la situación es aún más grave. “En El Recuerdo hay llanuras, media loma y zonas bajas. La parte más baja, que es la más productiva, está completamente anegada. Teníamos maíz, y todo el lote está bajo agua. En El Rosario, también tenemos 80 hectáreas de maíz que tardarán un tiempo en levantarse,” detalló el productor.

Las pérdidas no se limitan solo al rendimiento, sino que también afectan la calidad. “Lo que se logre cosechar estará en malas condiciones: brotado, húmedo, de baja calidad. La impotencia me embarga. Esto viene sucediendo desde hace mucho tiempo. Decidí no dedicarme completamente a la producción agropecuaria porque, de niño, vi el sufrimiento de mis padres en los 90. Siempre hay problemas: si no es la inundación, es la sequía, el granizo o las heladas. Ahora se rompen los camiones, tractores y camionetas. Resulta prácticamente imposible producir,” añadió.

Thomas no ocultó su frustración. “Estamos algo acostumbrados, pero ya no sabemos cómo lidiar con esto. Esta carga la llevamos durante años. Las entidades rurales han intentado visibilizar la problemática, pero quizás no hemos llegado a quienes deben tomar decisiones. El campo es un gran motor de la economía de nuestro país,” subrayó.

Termina con una reflexión dolorosa: “Muchos jóvenes nos hemos ido de los pueblos porque no vislumbramos un futuro. Soy un fiel reflejo de esa realidad. En Buenos Aires, la política ha observado al campo simplemente como una fuente de recaudación. Nunca hemos visto obras viales ni de infraestructura. Siempre es lo mismo.”

La visión de Thomas resuena con las palabras de Pablo Ginestet, secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) y también productor en Henderson. “La realidad en el centro-oeste de la provincia sigue siendo muy complicada. Áreas como Henderson, Bolívar, Carlos Casares y 9 de Julio están muy afectadas. Aunque las lluvias recientes no fueron tan extremas como las que azotaron el norte bonaerense, la situación ya era compleja desde marzo debido a las inundaciones,” afirmó.

Ginestet sostuvo que todavía hay muchos caminos rurales intransitables y que las tareas de cosecha están muy retrasadas. “Entre un 40% y un 50% de la soja aún está sin cosechar, además del maíz. Este clima complica todo. Y ahora, con días más cortos, la ventana de trabajo diario también se reduce,” indicó.

Refiriéndose a las posibles soluciones, Ginestet se mostró cauteloso: “Lamentablemente, se ha hecho poco en infraestructura y no se vislumbran muchas perspectivas, ya que son obras que requieren tiempo. Ahora, con la situación del agua, resulta aún más complicado. Se espera que en los próximos días se reúna la comisión de emergencia agropecuaria provincial para discutir los partidos más afectados. Algunos ya han presentado solicitudes y se aguardan novedades sobre ayuda para los productores.”

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