
Exprópiese es sinónimo de retenciones. En una carta abierta, el productor agropecuario de Roldán, Santa Fe, Jorge Esponda se dirigió al presidente Javier Milei, pidiéndole que examine los censos nacionales y evalúe el impacto negativo que, a su parecer, causó el kirchnerismo en el sector agropecuario del interior.
“Fueron 22 años de apropiarse de la renta del campo, casi la mitad de la vida de muchos. Nos humillaron como esclavos y muchos desaparecieron. Para subsistir, continuaremos produciendo con el mínimo gasto de insumos, en una economía de guerra, hasta que logremos una verdadera libertad”, destacó en su publicación en Facebook.
Más adelante, afirmó: “Durante 22 años se robó para redistribuir la riqueza que salió de cada región productiva, afectando la vida y el desarrollo de las comunidades rurales, y concentrando a la población en grandes ciudades donde escasea el trabajo, hay vicios, falta de educación, pobreza y dependencia de gobiernos populistas”.
Esponda subrayó que hace 50 años muchas personas vivían en el campo, pero hoy hay miles de taperas abandonadas: “Quedamos muy pocos y los propietarios se mudaron a grandes ciudades. La economía se alteró; los jóvenes se fueron a estudiar o a trabajar en otros oficios, distantes de la actividad agropecuaria. El daño es evidente”.
Antes de asumir, Milei se comprometió a reducir las retenciones en el campo. Según sus cálculos, en estos años el Estado se llevó aproximadamente 16.000 dólares por hectárea, un monto que varía según el tipo de cultivo. “Es prácticamente el valor de la tierra, que aquí carece de valor. Un terreno similar en Estados Unidos cuesta el doble. Este precio local es el resultado de las acciones del Estado en estos 22 años. Queremos salir de esta situación para alcanzar la libertad. Las retenciones son un ‘¡Exprópiese!’ como el que mencionaba Chávez para expropiar empresas en Venezuela”, acentuó.
“¿Cuántas hectáreas hay en tu pueblo? La cifra es impresionante respecto a todo lo que se robó sin que haya habido progreso. ¿Por qué? Porque esos recursos dejaron de fluir en cada pueblo del interior, lo que perjudicó no solo a los productores, sino también a toda la cadena productiva, comercios e infraestructura. Todos estamos en el mismo barco”, añadió.
En este sentido, ejemplificó la situación de un pueblo italiano al sur de Córdoba, donde en estos 22 años se han ido de retenciones y cepo cambiario unos 1.580 millones de dólares, sin contar otros 160 impuestos y tasas.
“Estamos agradecidos de que el Gobierno controle el gasto público y reduzca la inflación; sin embargo, es crucial establecer un cronograma para eliminar las retenciones, y que provincias y municipios recorten impuestos, tasas y regulaciones que obstaculizan el progreso”, resaltó.
En diálogo con LA NACIÓN, Esponda mencionó que el sector ha padecido años difíciles, y en períodos de bonanza, donde los precios de los cereales superaron los 500 y 600 dólares, las retenciones y el cepo cambiario les quitaron la mitad del valor.
El productor de Roldán, a 30 km de Rosario, enfatizó que no se puede perder más tiempo, ya que el potencial del interior productivo es inmenso. “Estamos en un periodo de vacas flacas, y le toca a Milei gobernar en estos años complicados, donde se busca corregir el rumbo del país. Estoy de acuerdo con sus acciones. Pero seguimos pagando las consecuencias del desastre, con precios bajos en granos y costos de insumos que son insoportables. Y las retenciones persisten”.
Para Esponda, eliminar las retenciones es clave, pero también “hay que reducir la carga impositiva sobre los insumos”.
“Milei se comprometió a eliminar las retenciones y, hasta ahora, ha implementado reducciones en soja, maíz y otros cultivos, aunque ya anunció que aumentará nuevamente las retenciones a fines de junio. Eso agrava los problemas, ya que algunos productores cosecharán maíz en julio y agosto y perderán la oportunidad de obtener mejores precios. Las retenciones equivalen a un Ingresos Brutos del 33% cuando se recuperen los precios de la soja. Es un daño terriblemente significativo. Aunque ha llovido, hay quienes han tenido malas cosechas y campos inundados. La situación es difícil; se necesita un contexto muy favorable para evitar problemas económicos. Estamos enfrentando pérdidas millonarias, mientras el Estado se queda con parte de lo que producimos”.
En cuanto a la maquinaria agrícola, Esponda mencionó que no es un tema menor para el sector. “Me entregarán un tractor nuevo que empecé a pagar hace cuatro años, cuando costaba 114.000 dólares; ahora vale 170.000, debido a la existencia de dos tipos de dólares que han hecho que los precios de la maquinaria argentina se incrementen. Si bien Milei está orientando la economía, las empresas no han reducido los precios, lo que consideramos un abuso”.
Agregó: “En Paraguay, el mismo tractor cuesta 120.000 dólares, y viene equipado con piloto y una válvula hidráulica que en Argentina no se incluye. Esto implica una diferencia de 70.000 dólares. Mientras tanto, debo vender mi producción a un 50% menos que lo que reciben los productores en países vecinos”.
Finalmente, Esponda expresó su confianza en que Milei y su equipo quieren hacer lo correcto, aunque persiste una cultura política de “recaudar, recaudar y recaudar”.
“No podemos perder más tiempo. El potencial del interior productivo es infinito”, concluyó.