
La próxima declaración de Federico “Fred” Machado ante la justicia estadounidense encendió las alarmas en el Gobierno y en sectores del poder local. El empresario, vinculado al negocio aeronáutico y extraditado por cargos de narcotráfico y lavado, podría aportar información para mejorar su situación judicial, según fuentes del caso. Ese posible vuelco preocupa en Buenos Aires: su extensa red de contactos en la política y en el mundo empresario plantea interrogantes sobre quiénes podrían quedar expuestos si decide hablar.
Esto escribía hace unas semanas el periodista de NOTICIAS Franco Lindner.
El 5 de noviembre, un miércoles, es la fecha clave que tienen en sus cabezas los principales estrategas del Gobierno, aparte, claro, de la del 26 de octubre. Ese miércoles se consumará finalmente la extradición de “Fred” Machado a Estados Unidos, donde la Justicia de ese país ordenó su detención por supuesto narcotráfico y estafa. Machado, se sabe, es el empresario argentino que financió a José Luis Espert con 200 mil dólares en su campaña de 2019, le prometió al menos 800 mil más y le prestó su avión privado para sus viajes proselitistas. Y es además quien, un día antes de que la Corte Suprema aprobara que lo extraditen, le dio una nota a una periodista rionegrina, Carolina Fernández, que se conoció en las últimas horas. Ahí dice cosas terribles como la siguiente: “A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: ‘Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana’. La respuesta fue: ‘Mensaje recibido’”. Con esa declaración blanqueó ante la prensa que había tenido contactos con lo más alto de la administración de Javier Milei para intentar evitar su entrega a la Justicia norteamericana. Y que, si no lo conseguía, él iba a hablar y “se caía el país”.
¿Qué sabe “Fred” Machado para lanzar semejante extorsión y pedir ayuda a los libertarios? En la entrevista también mencionó una presunta contribución económica a la campaña presidencial de Patricia Bullrich en 2023 y sus supuestos vínculos con el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck. Además se quejaba: “Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?”. Por ahora, sin embargo, no aludió al Presidente. La peor pesadilla del Gobierno es que, una vez deportado a Estados Unidos, el empresario se transforme en colaborador de la Justicia norteamericana para mejorar su situación procesal y apunte contra integrantes de la administración mileísta. En los tribunales de Nueva York, recordemos, ya se investigan a Milei y a su hermana Karina por la criptoestafa de Libra. Está por verse si el presunto escudo protector del presidente Donald Trump alcanzará para librar a sus amigos argentinos de esas pesquisas.
¿En qué podría comprometer Machado a Milei si decidiera arrepentirse? En algunos despachos del poder, donde conocen de primera mano el vínculo entre el Presidente y Espert, especulan así: el calvo economista habría introducido a Milei en la política durante la campaña de 2021 a cambio, según él mismo admite en privado, de una mensualidad. “Porque Javier necesitaba la plata, por eso acepta meterse en política”, habría dicho Espert en más de una ocasión. La pregunta entonces resulta inevitable: ¿sabía Milei el origen de la generosa suma que le abonaba mensualmente su socio? ¿Provino, en parte o en todo, de “Fred” Machado? Y una duda aún mayor: ¿por qué Espert, Milei y Machado comparten el mismo abogado, Francisco Oneto? ¿No resulta demasiado obvia y obscena toda esta historia?
Una consideración final. En el reportaje en el que lanzó su extorsión, Machado menciona a Santiago Caputo como receptor de sus reclamos, aunque, vía Oneto, tenía línea directa con el Presidente. Es probable que lo haya hecho por dos motivos. Primero, para proteger a Milei y no agotar esa carta antes de tiempo: su amenaza funciona mientras permanece latente. Segundo, porque Caputo habría recibido la queja del gobierno estadounidense sobre la inclusión de un político con supuestos vínculos narcos en la principal boleta libertaria, un tema muy sensible para Washington. Quien le habría planteado ese problema al asesor sería Leonardo Scatturice, el lobbista que contrató con la SIDE para facilitar la relación con Trump. El socio de Scatturice es Barry Bennett, amigo y ex asesor del presidente norteamericano, y uno de los artífices del salvataje de los republicanos a los libertarios.
Según esa lógica, Espert no solo cayó en desgracia por la presión de las encuestas, sino también por un pedido puntual que desde el Norte le habrían transmitido a Caputo.
“Fred” Machado tomó nota de eso. Y promete venganza.





