
En la última semana, las fuerzas de seguridad de Lituania interceptaron más de 20 globos meteorológicos que, supuestamente, cruzaron la frontera desde Bielorrusia transportando unos 42.000 cigarrillos. En el marco de estas actuaciones, al menos cuatro personas fueron arrestadas por su presunta implicación en estas operaciones ilícitas.
El comisario general de la Policía lituana, Arunas Paulauskas, explicó en una comparecencia ante los medios que, durante ese mismo periodo, se inspeccionaron más de 3.700 vehículos. Además, las fuerzas policiales registraron a cerca de 5.000 personas y detectaron “44 infracciones de diversos tipos”.
Desde el 24 de noviembre, la Policía de Lituania, en coordinación con el Servicio Estatal de Fronteras, el Servicio de Aduanas y la Policía Militar, desplegó en distintas regiones del país una serie de dispositivos con el objetivo de localizar y confiscar el material introducido de manera ilegal, informó la radiotelevisión pública LRT.
Ante la reiteración de estos episodios, el Gobierno lituano decretó el martes el estado de emergencia en todo el territorio nacional. Las autoridades consideran que el uso de globos con fines de contrabando supone una amenaza grave para la seguridad y han llegado a calificar estos hechos como posibles “actos de terrorismo”. La emergencia nacional implica que el ejército podrá patrullar la zona fronteriza junto con otros servicios uniformados y recibir derechos adicionales del Parlamento, como realizar registros o detener a personas.
La OTAN manifestó el miércoles su “plena solidaridad” con Lituania frente a esta situación. El Ejecutivo lituano ha alertado sobre una serie de acciones encuadradas dentro de las denominadas amenazas híbridas procedentes de Bielorrusia y ha solicitado a la Alianza Atlántica una implicación “activamente” mayor en la respuesta a los actos de sabotaje detectados en su territorio. “Para combatir el ataque híbrido bielorruso, debemos tomar las medidas más estrictas y defender las zonas más afectadas por este ataque”, afirmó la primera ministra Inga Ruginienė.
Los globos obligaron a Lituania a cerrar repetidamente su principal aeropuerto, dejando varadas a miles de personas, mientras Europa permanece en alerta por las anteriores intrusiones en el espacio aéreo de la OTAN durante la guerra en Ucrania. Según el Gobierno lituano, el aeropuerto internacional de Vilna lleva cerrado más de 60 horas desde octubre debido a la amenaza que supone para la aviación civil, lo que ha afectado a más de 350 vuelos y a aproximadamente 51.000 pasajeros.
Por su parte, el autoritario presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, denunció la medida de Lituania de cerrar la frontera como una “estafa descabellada” y parte de una “guerra híbrida” contra su país. Sugirió que Vilna necesita combatir el contrabando.
(Con información de Europa Press)




