
La vida de Dave Richards, un hombre de 75 años y abuelo de cuatro nietos, dio un giro radical tras un brutal accidente de tráfico provocado por un conductor ebrio en la Autopista 303, en Devon, Inglaterra, en julio de 2021.
Richards, que disfrutaba de un paseo en bicicleta con amigos, sufrió lesiones devastadoras en el rostro y el resto del cuerpo. Hoy, gracias a una prótesis facial 3D personalizada, ha recuperado parte de su confianza y calidad de vida, en un caso que muestra el poder transformador de la tecnología médica moderna.
Según reseñó The Sun, el accidente dejó a Richards con quemaduras de tercer grado en un lado de la cara, múltiples fracturas en las costillas, daños en la espalda y la pelvis, además de la pérdida de partes de su rostro, la nariz y el cuello.
El impacto fue tan violento que el ciclista quedó atrapado bajo el coche, lo que provocó que el motor y el escape le produjeran graves quemaduras, mientras el otro lado de su cuerpo quedó aplastado. Richards contó al Daily Mail que, mientras sus dos amigos salieron despedidos lejos del vehículo, él quedó atrapado y fue arrastrado sobre el asfalto, sufriendo heridas que pusieron en riesgo su vida.
Tras el choque, fue trasladado de urgencia al Bristol Royal Infirmary, donde los médicos le dijeron que había sobrevivido de milagro. Los cirujanos intentaron salvar su ojo, pero ante el riesgo de que una infección se propagara al cerebro por el nervio óptico decidieron extirparlo.
Para cubrir la zona dañada se llevó a cabo un injerto de tejido con arterias y venas, conectándolo al cuello y cubriendo por completo el lado afectado del rostro. Durante la recuperación, Richards necesitó dos intervenciones adicionales para liberar el tejido cicatricial de la zona injertada.
En ese proceso, detalló The Times, fue derivado al Bristol 3D Medical Centre, un centro pionero en el Reino Unido que integra escaneo, diseño e impresión 3D de prótesis en un único lugar dentro del sistema público de salud (NHS). Este centro, ubicado en Frenchay, Bristol, brinda apoyo científico y técnico a pacientes con traumatismos, empleando tecnología digital avanzada y experiencia reconstructiva especializada.
Allí recibió una prótesis facial personalizada, diseñada para ajustarse exactamente a su rostro y reproducir el color de su piel, cabello y ojos.
La experiencia de Richards con la prótesis fue, en sus palabras, “surrealista”, pero determinante para su rehabilitación y autoestima. El proceso incluyó la toma de moldes y fotografías detalladas, así como la elaboración de impresiones en cera y moldes sobre su rostro, cubriendo nariz y boca. Richards confesó al Daily Mail que, en los primeros días de su recuperación, se sentía extremadamente vulnerable y evitaba exponerse a situaciones sociales.
Con el tiempo, y gracias a la prótesis, logró sentirse más cómodo con su imagen y con la forma en que lo percibían los demás. “Quería explorar cualquier opción que pudiera mejorar el aspecto visual de mis lesiones y darme más confianza”, explicó.
Además de la prótesis facial, recibió una órbita ocular protésica y férulas para el cuello, también fabricadas con tecnología 3D, que han ayudado a suavizar el tejido cicatricial y a facilitar el uso de la prótesis. Tras una semana de llevar el collarín, Richards notó una mejora notable en la flexibilidad de la cicatriz, lo que le permitió portar la prótesis con mayor comodidad.
Ahora continúa con terapias destinadas a aliviar la tensión de las cicatrices y evalúa la posibilidad de futuras intervenciones quirúrgicas.
El equipo del Bristol 3D Medical Centre, liderado por la científica reconstructiva Amy Davey, ha resaltado las ventajas del escaneo superficial para la creación de prótesis. Davey explicó al Daily Mail que este método permite escanear a los pacientes en movimiento, lo que ayuda a que las prótesis se adapten mejor a los gestos y a los movimientos faciales.
Los materiales utilizados, resinas plásticas avanzadas, son seguros para el contacto prolongado con la piel, y el centro dispone de impresoras capaces de fabricar componentes que imitan la estructura ósea, logrando implantes de aspecto más natural. Además, el escaneo 3D facilita el seguimiento de la evolución del paciente y la realización de ajustes precisos, especialmente en el tratamiento y monitoreo de cicatrices.
El caso de Richards se suma a otros ejemplos emblemáticos de reconstrucción facial, como el de Charla Nash en Estados Unidos, quien sufrió un ataque brutal por parte de un chimpancé en 2009 y, tras una serie de intervenciones, recibió un trasplante facial completo en 2011. Nash expresó años después que el trasplante le devolvió la vida, subrayando el impacto de estos avances médicos en la recuperación de pacientes con lesiones severas.
En cuanto al responsable del accidente, el conductor ebrio fue condenado a tres años de prisión y a siete años de inhabilitación para conducir, aunque, según informó The Sun, fue liberado tras cumplir la mitad de la condena por buena conducta y por haberse declarado culpable desde el inicio.
Actualmente, Richards sigue recibiendo tratamiento en el Bristol 3D Medical Centre y continúa evaluando nuevas opciones terapéuticas.



