
El último fin de semana del año invita a hacer balances. La columna del programa de las mañanas de Perfil, publicada ayer, se tituló “Otro año que la libertad no avanza” y presentó una selección de testimonios audiovisuales de ganadores de los Premios Perfil 2025 en la ceremonia celebrada el pasado lunes.
Si bien todos compartieron un denominador común —consensualismo, moderación, diversidad, pluralismo e inclusión como respuestas frente a distintas expresiones del discurso de odio— en esta columna quiero focalizar en uno de esos reconocimientos: la distinción especial Mayor Contribución a la paz internacional a Pier Paolo Pasolini, in memoriam, autor del poema ¡Viva la libertad!, que desde los medios de Perfil difundimos en varias versiones audiovisuales para subrayar la diferencia entre la libertad entendida como logro colectivo y el mero individualismo.
Pero vale primero repetir su poema:
“Si no se grita viva la libertad,
humildemente,
no se grita viva la libertad.
Si no se grita viva la libertad,
riendo,
no se grita viva la libertad.
Si no se grita viva la libertad
con amor,
no se grita viva la libertad.
Ustedes, hijos de los hijos
gritan con desprecio
con rabia, con odio
‘Viva la libertad’
Por eso no gritan
‘Viva la libertad’”
Pasolini fue brutalmente asesinado la noche del 2 de noviembre de 1975 en las afueras de Roma, en un caso marcado por irregularidades. Durante décadas predominó la versión del crimen pasional atribuido a un joven; más tarde ese testigo se retractó y habló de una emboscada por varios hombres que lo insultaban con palabras como “maricón” y “comunista”. Esa declaración alimentó la hipótesis de un ataque con motivaciones homofóbicas y políticas, vinculado a sectores reaccionarios y al clima de violencia de los llamados años de plomo en Italia. Hasta hoy, su muerte permanece oficialmente sin resolver.
Ese mismo odio reaparece, medio siglo después y por otros medios, en el discurso antiwoke del presidente Javier Milei davos.phtml">en el Foro Económico Mundial de Davos en 2025, que provocó la primera marcha multitudinaria contra el Presidente. Milei ahora promete volver sobre el tema en la próxima conferencia de Davos.
La distinción la recibió su prima, heredera y curadora de su obra, Graziella Chiarcossi, quien leyó un breve discurso que recomiendo escucharlo en italiano:
“Para Pasolini, la paz no era un estado de serenidad o de normalidad recuperada después de la guerra. Aborrecía lo que el mundo llama normalidad. En el estado de normalidad, decía, el hombre tiende a dormirse; se olvida de reflexionar, pierde la habilidad de juzgarse a sí mismo y deja de preguntarse quién es. Y durante esta propia normalidad se va creando artificialmente el estado de emergencia y al crearlo están siendo llamados los poetas: eternos indignados, campeones de la rabia intelectual y de la furia filosófica”.
“¿Qué es lo que genera el descontento en el poeta? Infinidad de problemas que existen y nadie es capaz de resolver sentando el reclamando la paz, la paz verdadera, la paz del poeta que es irrealizable. Hasta que el hombre explote al hombre, hasta que la humanidad esté dividida en patrones y siervos, no habrá ni normalidad ni paz. La razón de todo el mal de nuestro tiempo está aquí”
Pier Paolo Pasolini fue uno de los artistas esenciales del siglo XX. Fue un director de cine genial, premiado en Cannes en varias ocasiones; entre sus películas destacan Teorema; Los cuentos de Canterbury; Las mil y una noches; El Decamerón; Saló, o los 120 días de Sodoma; y El Evangelio según San Mateo. Cabe recordar que, en la época, el papa Pio XII excomulgaba a los católicos comunistas y Pasolini, un año antes del estreno, había sido condenado a cuatro meses de cárcel por sus posturas anticlericales; siendo además ateo y ofreciendo una lectura marxista de pasajes bíblicos, L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano, llegó a calificar su película como “una de las más bellas jamás rodada sobre la vida de Jesús.”
Pasolini también fue actor, dramaturgo, pintor, ensayista, novelista, periodista y activista político. Fue jefe de redacción de la revista II Setaccio (El tamiz) y fue despedido durante el fascismo. Terminada la guerra escribió en la tapa del diario Libertà a favor del comunismo y, dos años después, –“por indignidad moral”– lo expulsaron del Partido Comunista Italiano por ser homosexual, hecho que entonces fue considerado una “degeneración burguesa”.
Al multifacético intelectual hay que añadir el rasgo profético: su poema ¡Viva la libertad! parece escrito para la Argentina de hoy, para quienes gritan ¡Viva la libertad! con odio, desprecio y rabia. El arte posee una capacidad que el lenguaje verista del periodismo o la ciencia no alcanzan: anticipar lo imprevisible, resistir al tiempo y hacer que el pasado suene más actual que cuando ocurrió.
Año 2025: el año donde la libertad no avanzó.




