
En un clima de intensa tensión política, alimentada por rumores y versiones periodísticas sobre una posible confirmación de la condena a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos de Cristina Kirchner, la expresidenta se manifestó nuevamente en la sede del Partido Justicialista. La presencia del gobernador bonaerense Axel Kicillof—con quien la dirigente mantiene una disputa interna por el liderazgo del movimiento—constituyó un gesto político que disipó algunas dudas sobre su relación, aunque también reavivó especulaciones acerca del rol del gobernador frente a un posible fallo adverso contra CFK.
Durante su discurso, Cristina pronunció afirmaciones que resuenan en una narrativa de legado: “Yo estaré presa, pero la gente va a estar cada día peor. No hay solución para el país con esta política”, expresó la exmandataria, y continuó: “Por eso apuntan a que, cuando esto se caiga después de las elecciones, no haya una alternativa organizada para conducir un proceso político que requiere patriotismo y coraje para enfrentar a quienes hay que decirles que no”, se presentó como la única capaz de ocupar un eventual vacío de poder opositor en una situación de crisis, sin incluir en esta hipótesis al gobernador Kicillof.
CFK cerró su intervención con una frase que marcó el tono de la jornada: “Estar presa es un certificado de dignidad. Soy una fusilada que vive”, aludiendo a la razón central del encuentro: el homenaje a 69 años de los fusilamientos de José León Suárez.
El psicoanalista Sergio Zabalza interpretó sus palabras como parte de una profunda operación simbólica: “Le han brindado la oportunidad de pronunciar frases que construyen su legado dentro del Partido Justicialista, como ‘soy una fusilada que vive’. Esto se inscribe directamente en la narrativa de los fusilamientos del 55 y la resistencia peronista. La operación también abarca su condición de mujer y las desigualdades de género”, opinó.
Por su parte, el conductor Juan di Natale analizó la escena desde una perspectiva política diferente: “Cristina da por hecho su prisión, y no se defiende en el ámbito judicial, sino que señala al plan económico del Gobierno. Habla de organización, de unidad… ¿no será que esa unidad se va a dar recién cuando ella esté detenida?”, especuló.
Mientras tanto, la posibilidad de que la Corte Suprema confirme su condena sin ofrecer fundamentos jurídicos abre la puerta a un posible recurso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No obstante, el abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, presente en el estudio, destacó que este posible camino podría llevar meses y no eximiría a CFK de la prisión ni de la inhabilitación para presentarse en las próximas elecciones, al menos en el corto y mediano plazo.
BR / FPT