
“Salí al balcón, salí al balcón, mi querida mariposa”, coreaba el célebre tema musical de Pepe Iglesias “el Zorro” (gúgleen si no lo conocen). El balcón se convirtió en el gran debate político de la semana, como si no tuviéramos otros asuntos más relevantes que discutir en Argentina. Sin embargo, con una semana acortada, el martes como día clave para la notificación de la detención y la marcha, y el Gobierno desplazándose de la escena, todo pareció estar listo para que la jefa acaparara la atención. Ella se dedicará (y nos dedicará) a entretenernos con el nuevo episodio de las condiciones de su detención, en lo que se puede definir como “Cristina libre”.
La marcha del miércoles cumplió varios objetivos: 1) fue masiva y se transformó en el tema político del día; 2) le permitió a ella evaluar quién se movilizó y quién no, y 3) generó mística y entusiasmo para que su militancia compita en las elecciones (un ejército sin mística no triunfa). Muchos se preguntan cómo mantener viva la llama hasta el 26 de octubre: ¿se desvanecerá rápidamente y perderá impacto? La respuesta dependerá de la habilidad y creatividad de la expresidenta, que no es poca cosa, sobre todo si la comparamos con el resto de la dirigencia política autóctona. El cronograma electoral juega a favor, ya que en menos de tres semanas –el 9 de julio– hay que inscribir frentes electorales para los comicios adelantados del 7 de septiembre (en esa ocasión también sabremos cuán generosa será LLA con sus potenciales aliados), y diez días después serán las candidaturas. En agosto, comenzarán a moverse los tiempos de octubre. Así que habrá escenarios para fuegos artificiales.
Otra chicana política de la semana fue que los cristinistas culpan a Axel de apurar los tiempos innecesariamente al desdoblar, precipitando la decisión de la Corte. La pregunta que surge es: ¿qué diferencia hacía junio en comparación con julio o agosto? Porque si la decisión de fallar ya estaba tomada, el resultado hubiera sido el mismo. En todo caso, el gobernador y sus aliados erraron al asumir que el 7 de septiembre sería una elección provincial/local: la gran mayoría solo tiene en mente lo nacional, como se constató en grupos focales bonaerenses que realizamos esta misma semana.
También se debatió sobre el tono que adoptó CFK en su discurso grabado para la multitud en la plaza, similar a los mensajes de Perón desde Madrid. Ella utilizó un tono deliberadamente bajo, no exaltado, para transmitir cercanía, afecto y victimización. Por supuesto, estaba dirigido a su núcleo duro, no para conmover al público antikirchnerista. En esa intervención hizo algunas referencias a la situación económica y su impacto sobre su base. Aquí surge un dilema estratégico, ya que la apelación al costo social del ajuste tendría mucho más impacto en la campaña que “Cristina libre”, pero, a la vez, no puede renunciar a esa bandera por razones políticas elementales. Su necesidad personal establece un límite al potencial electoral de su propio espacio. Complejo.
La centralidad de Cristina, aunque no pueda ser candidata, trae buenas noticias al Gobierno. En primer lugar, porque recuerda a gran parte de su público cuánto la odia, lo que representa un gran incentivo para ir a votar. En segundo lugar, nuestros estudios posteriores al fallo de la Corte confirman que el miedo no cesó con ella presa, sino que se extiende a toda su descendencia política. Los posibles votantes de LLA consideran que: 1) el kirchnerismo no está muerto, a pesar de sus conflictos internos, y 2) que puede volver al poder, por lo que no hay que descuidarse. Una amenaza latente puede ser un gran negocio electoral.
Un nuevo capítulo de esta novela es algo que ya mencionamos la semana pasada en esta columna: el fallo de la Corte también era un mensaje a todo el sistema político. Este jueves, el máximo tribunal decidió rechazar la solicitud de apartar a los jueces de la causa “Correo”, que involucra a Mauricio Macri (en el ámbito judicial, se dice desde hace tiempo que esa causa es el “Hotesur” del líder amarillo). ¿Será ese gesto un indicativo de que los tres miembros de la Corte no son anti K, sino que buscan consolidar su autonomía del sistema político?
El Gobierno habría preferido a ella como candidata. No vaya a ser que algún disidente aventurero despierte, genere una revolución interna y renueve al peronismo, haciéndolo más competitivo. Desafortunadamente, la “centralidad Cristina” impidió que se hablara más de un dato económico relevante: la deflación mayorista de mayo. Esto refuerza la tesis del Gobierno de que la inflación está en vías de extinción, ¡y que además los precios disminuirán!
Sin embargo, la felicidad nunca es completa. Quizás el oficialismo debería reflexionar sobre que el “efecto Cristina” le permitió acallar otros temas importantes, tales como: 1) el consumo se recuperó apenas un 0,6% en lo que va del año, confirmando que la calle sigue fría; 2) las exportaciones cayeron en mayo, por primera vez desde que está el Javo, y el superávit comercial es un 80% inferior al del año pasado en esta misma época; 3) los salarios llevan tres meses consecutivos en descenso; 4) hay temor de que más empresas no puedan pagar sus deudas (esta semana surgieron dos novedades al respecto). Todo esto conforma el contexto del estancamiento del Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad Di Tella: en los últimos cinco meses solo creció en una medición. Dicho índice muestra dos detalles relevantes internamente. Primero, aumentó para el segmento de bienes durables e inmuebles, pero disminuyó en cuanto a la situación personal y la visión macroeconómica. Segundo, creció con respecto a la situación actual, pero las expectativas futuras han bajado. Algo así como “estamos bien, pero vamos mal”.
Dado el límite electoral que CFK impone al peronismo, y a pesar de las dificultades económicas mencionadas, la armada libertaria sigue teniendo el viento a favor para obtener el crédito electoral necesario. Sin embargo, empiezan a aparecer algunas manchas de humedad en la pared que podrían beneficiar a una opción novedosa, aún no identificada con claridad, especialmente en territorio bonaerense. La agresividad asusta y la situación económica no despierta.