
Quienes mantienen contacto fluido con Diego Santilli aseguran que el que fuera mano derecha de Horacio Rodríguez Larreta sabe exactamente en qué aguas se metió a nadar. Es consciente de que el Gobierno libertario es un mar interminable de internas, donde un paso en falso hacia un costado puede granjearle el odio eterno del bando contrario.
De hecho, los primeros gestos de “el Colo” tras la victoria electoral en Buenos Aires fueron en esa dirección: después de participar del programa de Daniel “el Gordo Dan” Parisini en el streaming caputista Carajo —donde se rapó la cabellera— fue directamente a cenar a la Quinta de Olivos junto a Javier Milei y su hermana. Una manera de intentar quedar bien tanto con Dios como con el Diablo.

Habrá que ver cuánto tiempo el ex hombre del PRO podrá conservar esa buena sintonía con ambos bandos. Lo cierto es que dentro del espacio ya hay quien lo mira de reojo: Sebastián Pareja, un dirigente que, según quienes lo tratan, arrastra un sueño —casi una obsesión—: ser gobernador de Buenos Aires.
Ese anhelo lo tiene desde que empezó a hacer política, a principios de milenio, en la escudería de Carlos Saúl Menem, y hoy está en su punto más alto. Esa pulsión la padeció en algún momento José Luis Espert, que hasta el narcoescándalo era el preferido por Javier Milei para ese puesto en el 2027. Pareja no lo invitaba a los actos que organizaba en el territorio justamente para evitar la competencia.
La cuestión es que ahora, luego de las elecciones legislativas, Santilli repitió en varias entrevistas su deseo de ser gobernador en las próximas votaciones. De hecho, él había intentado ir por ese puesto en 2023, pero terminó perdiendo la interna de Juntos por el Cambio con Grindetti. Otras épocas, aunque no pasó demasiado tiempo. Las declaraciones de Santilli no pasaron inadvertidas en el parejismo. Lío en puerta.




