
La del Arzobispado de Córdoba manifestó su preocupación por las modificaciones al limpiavidrios-impulsan-reforma-del-codigo-de-convivencia-provincial.phtml">Código de Convivencia provincial que se tratarán próximamente en la Legislatura, y reclamó que el debate sea amplio, participativo y sin apuros. En un comunicado titulado “Por un Código de Convivencia donde haya lugar para todos”, cuestionó tanto la forma como el momento elegidos para avanzar con cambios que afectan de lleno a miles de personas.
“El apuro con que se ha planteado este debate no se corresponde con la gravedad de la problemática”, advirtió el documento, al tiempo que planteó dudas sobre la conveniencia de debatir estas reformas en un contexto de cierre de año, marcado por el desgaste social y económico.
La Pastoral sostuvo que se trata de un tema que exige “espacios reales de escucha” y la participación de todos los sectores involucrados, con el objetivo de encontrar soluciones superadoras frente a las controversias que generan algunas de las iniciativas impulsadas para modificar la legislación vigente.
En particular, el comunicado se detiene en las situaciones que involucran a personas que trabajan como cuidacoches y limpiavidrios, así como en la figura legal del “merodeo”, históricamente cuestionada. Si bien reconoce que existen excesos, extorsiones y delitos, también subraya que para muchas personas esas actividades constituyen su única forma de subsistencia y se desarrollan con responsabilidad y buen trato.
En ese marco, la Pastoral Social planteó una serie de interrogantes sobre las oportunidades laborales, la capacitación, la reinserción de personas con antecedentes penales, el abordaje de las adicciones y la falta de vivienda. Además advirtió sobre el riesgo de profundizar el resentimiento social mediante detenciones arbitrarias o la criminalización de quienes se movilizan en moto por no disponer de otro medio para ir a trabajar.
El texto cuestiona, asimismo, la eficacia de sanciones punitivas para solucionar problemas estructurales y se pregunta si las medidas propuestas apuntan a encauzar las situaciones conflictivas o simplemente a “tapar el problema”.
Como cierre, el comunicado retoma una reflexión del arzobispo Ángel Rossi durante la presentación del libro Nadie se salva solo, en la que recordó el llamado “muro de la vergüenza” visto en Santo Domingo durante una visita del papa Juan Pablo II. “No se trata de esconder la pobreza, sino de generar trabajo registrado, promover la inclusión y brindar oportunidades reales”, señala el documento.
“La complejidad de estas problemáticas no admite soluciones mágicas”, concluye la Pastoral Social, que convocó a una construcción colectiva en la que el diálogo sea el verdadero protagonista.




