
La democracia argentina enfrentó desde su recuperación, varias amenazas. Pero hoy, hay una muy concreta, que un candidato con un escasísimo apego a la democracia gane las elecciones. Javier Milei, moviliza lógicas destituyentes del Estado, la democracia y lo público. Sin dudas, pone al sistema democrático ante un enorme riesgo.
La democracia no solo alude a una forma de gobierno, sino también a un estado de la sociedad, que contiene un imperativo moral con el propósito de resguardar la noción colectiva de un pueblo y los jóvenes son una metáfora de esa sociedad.
Sacar en claro la percepción que tienen los jóvenes de la democracia es muy importante, porque nacieron en democracia. Ellos poseen valores y tendencias ideológicas distintos a los de generaciones anteriores. Además, ejercen en forma diferente su ciudadanía.
Datos que surgen de un relevamiento realizado ante de las PASO, por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, dice muchas cosas. Quizás el más elocuente es que el rango etáreo que nacieron en democracia y solo conocen gobiernos democráticos, entre el 30 y 35% ponen en duda la democracia, y en algunas circunstancias, un gobierno autoritario es preferible.
El 60% de los encuestados creen que la democracia funciona ‘mal’ o ‘muy mal’, contra el 40% que sostiene que funciona ‘bien’ o ‘muy bien’.
Preocupa mucho y muestra que la democracia no es un punto de llegada, sino un campo de lucha permanente, de peleas insistentes, cuyo progreso demanda su defensa y profundización.
Cuando uno habla con jóvenes y profundiza en sus problemáticas específicas y las acciones políticas propias de su edad, inevitablemente uno se pregunta: ¿Desde cuándo la rebeldía juvenil se volvió de ultraderecha al poner en duda el sistema democrático? ¿Cómo el sentido de igualdad de largas luchas juveniles dejo de tener sentido? ¿Qué nos pasó como sociedad para que haya jóvenes que les regalen la palabra “libertad” a la ultraderecha y sean indiferentes al negacionismo?
¿Será que las distopías reemplazaron a las utopías en nuestros jóvenes?
Mucho de lo que Milei predica en forma brutal intentando abrazar a muchos jóvenes, no es nuevo en su esencia. En el seno del pensamiento libertario, podemos encontrar un amplio conjunto de pensadores.
Desde quienes se signan como liberales clásicos como Friedrich Hayek, que prefiere una dictadura liberal y no a un gobierno democrático con ausencia del liberalismo; consideraba que la “democracia ilimitada” era un problema, por lo que recomendaba que, donde fuera necesario hubiera dictaduras “temporales” para cuidar la propiedad privada de los ricos y el orden capitalista. Apoyo fervientemente a Pinochet y Videla.
El ideólogo máximo del anarcocapitalismo Murray Newton Rothbard, perteneciente a la Escuela Austriaca de Economía, en el canónico Manifiesto Libertario (1973) se reivindicaba como un reaccionario radical y defiende posiciones como que los niños en una sociedad “libertaria” podrían ser comprados y vendidos por sus padres o tutores. Defendía que los servicios públicos debían ser suministrados por la iniciativa privada.
Para Rothbard una parte del Estado debe ser privatizada y otra eliminada dejándole sin ninguna función real. De ahí surge el vídeo publicitario de Javier Milei en el que va arrancando los papelitos amarillos de una pizarra de los ministerios de cultura, educación, sanidad, etc., hasta dejar al Estado sin ningún papel a desarrollar.
Hasta los paleolibertarios de Hans-Hermann Hoppe: “La democracia no tiene nada que ver con la libertad, la democracia es solo una forma suave de socialismo”.
Este libertario defiende el absolutismo monárquico sobre la democracia, los valores conservadores del cristianismo más retrógrado, por ello se opone al aborto y a los derechos de la comunidad LGBT.
La fórmula del minarquista -paleolibertario Milei, con conexiones naturales con el fascismo defendiendo la desigualdad y Victoria Villarruel, procesista, negacionista, son pre democráticos, quieren hacer retroceder el debate social a lo que planteaban los milicos durante la dictadura.
La construcción de memoria, verdad y justicia que tanto costo, es uno de los pilares sobre los que se sostiene nuestro pacto de convivencia democrática. Es una responsabilidad colectiva del progresismo si no queremos que se consolide reglas de convivencias autoritarias de Milei.
No hay que subestima a la ultra derecha.
Milei no es un loquito que obtuvo el 30% de los votos por la fuerza, tampoco propone la toma violenta del poder, ni eludir los caminos de la democracia. El nivel de falta de realidad que tiene la política es desmesurado y eso contribuye a debilitar mucho la conciencia política de los jóvenes, haciendo permeable a apostar un nuevo modelo.
La distancia ética en gran parte de la dirigencia y los jóvenes es abismal y esto debe ser objeto de un análisis profundo. El 50% del padrón electoral está compuesto por votantes comprendidos entre los 16 y 44 años. Esta señal no sólo pone a la juventud en el centro de la escena, sino que además le adjudica un alto porcentaje de responsabilidad frente a la elección del próximo presidente.



