El crecimiento sostenido y la diversificación productiva consolidaron a Papel Misionero, empresa que desde 2017 integra Grupo Arcor, como un pilar de la industria forestal argentina y regional durante 50 años, trazando una trayectoria marcada por el desarrollo local y la proyección internacional.
La compañía, que emplea a más de 350 personas y opera la única planta integrada del país, que abarca todas las etapas del ciclo productivo, celebra su aniversario reafirmando un modelo empresarial donde confluyen modernización, gestión ambiental y compromiso social, según informó la empresa.
El crecimiento sostenido y la diversificación productiva consolidaron a Papel Misionero, empresa que desde 2017 integra Grupo Arcor, como un pilar de la industria forestal argentina y regional durante 50 años, trazando una trayectoria marcada por el desarrollo local y la proyección internacional.
La compañía, que emplea a más de 350 personas y opera la única planta integrada del país, que abarca todas las etapas del ciclo productivo, celebra su aniversario reafirmando un modelo empresarial donde confluyen modernización, gestión ambiental y compromiso social, según informó la empresa.
Guillermo Muller, gerente general de la División Packaging de Grupo Arcor, subrayó el legado y la proyección de la compañía al señalar: “Estos 50 años reflejan el esfuerzo y la evolución de una industria que hoy es sinónimo de innovación y calidad. Nuestra mirada está puesta en el futuro: seguir modernizando procesos, ampliando mercados y reafirmando nuestro compromiso con el crecimiento de Misiones. Argentina tiene una gran oportunidad de seguir desarrollando la industria celulósica papelera, dado que tiene las condiciones de competitividad a nivel mundial”.
Papel Misionero es la única productora argentina de papel Kraft elaborado cien por ciento con fibra virgen de pino y sus productos llegan a más de 40 países de América, Europa, África y Asia.
Entre sus inversiones recientes, la empresa destacó la construcción de una planta de bolsas industriales inaugurada en 2021 con una inversión de USD 20 millones y una capacidad productiva superior a 80 millones de bolsas anuales. Estos productos abastecen tanto al mercado interno como a clientes de Estados Unidos, Paraguay, Colombia, Chile y Bolivia.
La sostenibilidad ocupa un lugar central en la gestión de Papel Misionero: la empresa certifica su condición de carbono positivo —absorbe más carbono del que emite— respaldada por una política forestal responsable y la certificación internacional PEFC.
El complejo industrial se extiende sobre 22 mil hectáreas e integra la Reserva Natural y Cultural Papel Misionero, un área de 10.300 hectáreas que, además de preservar especies de fauna en peligro de extinción, aloja a familias de la comunidad Mbya guaraní. Allí se desarrollan iniciativas productivas y educativas en conjunto, mientras la empresa complementa su acción ambiental mediante programas de regeneración, reforestación, monitoreo de fauna y un vivero especializado que produce plantines de más de treinta especies nativas para la restauración ecológica local.
La compañía consolidó también un modelo circular de producción, integrando subproductos industriales en la generación de energía renovable a través de una caldera de biomasa. Este mecanismo sustituyó el uso de combustibles fósiles y permitió una reducción anual de 20.000 toneladas de fuel oil, sumándose a la obtención de más de 355 mil bonos de carbono.
El entramado social y educativo constituye otro eje estratégico: Papel Misionero mantiene acuerdos con instituciones como la Universidad Nacional de Misiones y la Municipalidad de Puerto Rico, impulsando la Tecnicatura en Celulosa y Papel que cada año forma a más de 400 estudiantes, facilitando la empleabilidad y el arraigo profesional de los jóvenes en la región. Además, la empresa brinda oportunidades reales de inserción laboral a quienes egresan de estos programas.
En el aspecto productivo, la firma sostiene alianzas con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para el desarrollo de árboles con mayor rendimiento y calidad de fibra, lo que derivará en productos de estándares superiores y beneficiará a los productores locales mediante variedades vegetales adaptadas, un enfoque que refuerza la sustentabilidad y la competitividad del sector forestal regional.
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