
Jorge Macri se mantuvo en silencio. Pese a que aceptó el acuerdo que alcanzó su primo y titular de Pro, Mauricio Macri, con Karina Milei para conformar un frente electoral en la Capital en las próximas legislativas del 26 de octubre, el jefe de gobierno porteño evitó pronunciarse sobre la alianza con los libertarios. Incómodo por su exclusión de la mesa de negociaciones con la Casa Rosada y aún golpeado por el duro revés que recibió en las urnas en mayo pasado, prefirió replegarse y abocarse a los asuntos de la gestión.
Para justificar la rendición frente a la Casa Rosada −Pro solo tendrá el quinto y sexto lugar en la lista de diputados−, los macristas insisten en que el entendimiento con los libertarios incluye un “pacto de convivencia” o gobernabilidad a nivel local. “Necesitamos mejorar la relación con los Milei en la Ciudad y que haya más diálogo. Esto puede ayudar”, argumenta uno de los interlocutores habituales de Mauricio Macri.
En la sede gubernamental de Parque Patricios desconocen cuáles son los términos de la tregua que selló el expresidente con Karina Milei en Olivos -¿mejorará las condiciones del trato?-, pero se aferran a la idea de que el bloque de La Libertad Avanza (LLA) en la Legislatura porteña comenzará a cooperar con su administración. En otras palabras, se esperanzan de que los libertarios cumplirán con su compromiso de reducir el nivel de hostigamiento hacia Jorge Macri y acompañarán los proyectos de ley del oficialismo capitalino que estén en sintonía con la cosmovisión de Milei y la agenda del gobierno nacional. Hasta ahora el vínculo estuvo marcado por los desencuentros. Por eso, los recelos persisten.
La tropa porteña de los Milei es conducida por Pilar Ramírez, alter ego de “El Jefe” en la Capital. En Balcarce 50 reconocen que la hermana del Presidente, que suele ser inflexible, cedió en las tratativas con Pro para garantizarse un triunfo holgado en uno de los distritos más poblados. Pero son menos precisos a la hora de referirse al compromiso para colaborar con la gestión de Jorge Macri, con quien Milei tiene un enfrentamiento personal.
En el comando electoral de los libertarios dejan entrever que procurarán preservar la paz con Pro porque ahora Jorge Macri está dispuesto a privilegiarlos como aliados y ya no quiere confrontar. “Nunca estuvo en discusión nuestra vocación de colaborar o de darle gobernabilidad a Jorge Macri. Pero él ahora va a tener otra actitud y va a llevar adelante nuestras propuestas. Ya les ganamos en mayo y los porteños quieren nuestra agenda”, puntualizan desde la cúpula de LLA. En rigor, aguardan que el jefe porteño impulse sus iniciativas para achicar el tamaño del Estado porteño, como la Ley Bases para la Ciudad, reducir los gastos o bajar la presión impositiva. “Nosotros vamos a apoyar todo lo que proponga Jorge Macri que esté en línea con el proyecto del Presidente”, advierten.

Dado que el PJ se quedará con 20 escaños y LLA será la segunda minoría a partir del recambio legislativo del 10 de diciembre próximo −tendrá una bancada de 13 integrantes−, los macristas saben que deberán negociar desde una posición de extrema debilidad.
Es que, con apenas diez representantes, Pro tendrá que anudar acuerdos para asegurar la gobernabilidad de Jorge Macri. “Vamos a ser la segunda minoría y eso implica una gran responsabilidad, pero siempre fuimos una oposición constructiva. Esperemos que ahora nos escuchen y tomen en cuenta nuestras propuestas”, repiten cerca de Karina Milei. La interlocución con los violetas estará ahora en manos de Ezequiel Sabor, secretario de Gobierno de la Ciudad y articulador del pacto para confluir en octubre. A su vez, Daniel “Tano” Angelici, nuevo consigliere de Jorge Macri, intenta tender puentes con el PJ −tiene una indiscutida afinidad con Juan Manuel Olmos y suele oficiar de mediador con el primo Mauricio− para lograr una convivencia pacífica y evitar complicaciones.
Antes de abriera de manera sorpresiva la negociación para converger con Pro en la ciudad, Karina Milei ya había dado señales de que estaba dispuesta a recomponer la conexión con Macri. Semanas atrás, cuando Milei sufrió una seguidilla de derrotas en el Congreso, ella ordenó, a través de Ramírez, al bloque de LLA en la Legislatura porteña que no estorbaran con los planes de Pro. Fue durante la última sesión de julio. Ese día, los libertarios se abstuvieron en la votación de la ampliación del beneficio del subte gratis para jubilados. Era la posición que iba a adoptar el macrismo.
En su mensaje del jueves, cuando confirmó la alianza con Pro, la hermana del Presidente sugirió que “la base del acuerdo” es el compromiso del macrismo de ayudar a asegurar la gobernabilidad a nivel nacional hasta 2027. No habló de una promesa de reciprocidad en la ciudad. Y ni siquiera mencionó a Jorge Macri.
Desencuentros
Antes de que Pro y LLA se enfrentaran en los comicios de mayo, Jorge Macri y Karina Milei habían protagonizado varios cortocircuitos. De hecho, los libertarios votaron en contra del Presupuesto y presionaron al oficialismo por la falta de consenso para tratar la adhesión de la ciudad al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) o el blanqueo de capitales. También le marcaron la cancha a Pro al apalancar un proyecto de Ley Bases porteña, en el que proponen desde una nueva estructura para el Estado hasta cambios en el sistema de prestación de salud y en la ley de seguridad pública.
El quiebre se produjo cuando Jorge Macri buscó el respaldo de Ramiro Marra y Eugenio Casielles para sancionar el Presupuesto 2025. La relación política y personal se deterioró aún más con la decisión de Jorge Macri de desdoblar las elecciones porteñas sin consensuar con la Casa Rosada. El último quiebre, y tal vez el definitivo, fue la contratación del consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubí como asesor de campaña. “Me parece una traición por la espalda”, despotricó Milei.
Entre los integrantes fieles de la organización de Macri arguyen que el principal objetivo del acuerdo con LLA en la Capital es apuntalar a la gestión de Pro. Admiten que el pacto les permitirá refugiarse en plena tempestad. Si bien sueñan con recomponerse e iniciar una reconstrucción, la meta que persigue el macrismo es impedir que Jorge Macri sufra sobresaltos en los últimos dos años de gestión. Al correrse de la campaña nacional, el jefe porteño no se someterá al desgaste de la discusión pública y Pro se garantizará renovar dos de los tres diputados que pondrá en juego en la Capital. “Esto nos da tiempo y aire. Evitamos que le tiren a Jorge”, dice un alfil del expresidente.
En Pro saben que si pierden el control de la administración porteña en 2027 será difícil pensar en una reinvención. La Capital y su primo Jorge son el talón de Aquiles de Macri.
En la galaxia de LLA afirman que la charla entre Macri y Karina Milei no afectará las condiciones del acuerdo. Es decir, descartan que mejore las ubicaciones que consiguió Pro en la lista.
División interna
En el entorno del expresidente defienden la estrategia, pese a que saben que deberán sortear una campaña incómoda en la Ciudad –Jorge Macri ni habló del acuerdo y la postura oficial fue fijada por Gabriel Sánchez Zinny, Hernán Lombardi y Fernando de Andreis−, y asumen que la jugada provocó una fisura interna. Basta con ver los posteos irónicos en las redes sociales que hizo María Eugenia Vidal, que resistió el acuerdo con LLA hasta el final y ya anunció que no hará campaña ni buscará renovar su banca, para dimensionar el despedazamiento que generó en Pro la sociedad electoral con los Milei. “A María Eugenia no la quieren los libertarios, ya la habían vetado”, dice un histórico operador de Pro.
Dado que Macri había dado libertad de acción a las autoridades partidarias de las provincias para negociar frentes en sus distritos, Pro quedó partido a nivel nacional.
En rigor, el cierre de alianzas reflejó las dificultades que enfrentan los amarillos para construir una alianza sólida con la Casa Rosada. Es que violetas y amarillos compartirán las listas en la Capital, Entre Ríos -donde gobierna Rogelio Frigerio-, Buenos Aires, Misiones, Río Negro, La Pampa y Chaco. Pero los macristas se enfrentarán con los Milei en Chubut, donde manda Ignacio Torres; Mendoza; Santa Fe; Santiago del Estero; Corrientes; Neuquén; Formosa; San Juan; y Jujuy. “Dentro de un contexto difícil, esto fue el mal menor. Vamos a retener un bloque de diputados influyente en 2027”, se conforman en la cúpula de Pro.
Al igual que Vidal, Jorge Macri no quería ponerse el buzo violeta. Prefería reeditar JxC para preservar la identidad de Pro y no aceptar las condiciones leoninas que impuso Karina Milei. Calculaban que un frente con la UCR o la CC, Ricardo López Murphy y Confianza Pública también les podía garantizar dos bancas. Pero su primo consideró que no era momento para arriesgarse con otra derrota humillante en su territorio. Se convenció de que aquellos que votaban a Pro en la Capital ahora respaldan el rumbo del gobierno de Milei. Dicho de otro modo: no quería volver a salir tercero ni poner el cuerpo a una campaña con final incierto.
No obstante, hay macristas que vislumbran que la imagen del gobierno de Milei podría sufrir un desgaste más temprano que tarde. Según los datos que recaban, la economía no da señales claras de recuperación. Por eso, consideran que el Presidente podría pagar costos después de octubre. En Pro tienen una sensación de déjà vu con el 2017, cuando Cambiemos ganó las legislativas de medio término y, al poco tiempo, sufrió los coletazos de un programa económico fallido.
En ese contexto, estrategas de los Macri consideran que tendrían una mínima chance de resucitar a Pro si consiguen revitalizar la gestión porteña en los próximos dos años. De hecho, el jefe porteño resiste las presiones internas y externas para que corra del cargo a Ignacio Baistrocchi, ministro de Espacio Público e Higiene Urbana. Por ahora, sumó al publicista Rodrigo Figueroa Reyes.
“Si la economía sigue así, el apoyo no va a ser incondicional. Por lo tanto, si mejoramos la gestión, Milei no va a llegar tan fuerte a 2027. Lo único que le importa a Mauricio es cómo retiene la Ciudad en 2027”, analiza un dirigente de la vieja guardia de Pro.