No parece ser tiempo, entonces, para discutir la ciudad a fondo, para plantear sus problemáticas, para diseñar políticas de Estado, para poner en discusión el rol que le cabe al municipio en la particular dinámica de la sociedad paranaense.
No parece ser tiempo cuando, contrarreloj, se disputan los escasos espacios de poder para infinitas aspiraciones. Pero bien podría oxigenarse, enriquecerse el debate, quitarse el tedio de las negociaciones con alguna idea respecto de lo que hacer una vez en el despacho del intendente.
El divorcio entre el pobre debate electoral y los hechos que deberían ser materia de programas y propuestas tuvo un ejemplo claro el miércoles en un taller sobre “Accesibilidad física y comunicacional a los espacios públicos”, organizado por la Facultad de Trabajo Social, en el marco del programa “La producción social de la discapacidad”. Es sólo un ejemplo más de cientos que podrían plantearse por estos días.
El taller convocó a profesionales en distintas materias, discapacitados que dieron su testimonio de su trajinar cotidiano por la ciudad, docentes, entre otros interesados en la problemática.
Según informó la profesora de ciegos Mariana Buchamer, una de las coordinadoras de la iniciativa, del encuentro surgieron aspectos contundentes para un diagnóstico de Paraná en la materia. Se exhibieron fotografías, por ejemplo, del imposible paso de un transeúnte que anda en sus dos pies, mucho más para quien se traslada en silla de ruedas, en la esquina de España y Pellegrini; o las que muestran la altura de algunos toldos de comercios, en Peatonal San Martín, que ponen en riesgo a un ciego que lleva un bastón blanco que sólo hace presente el suelo.
Se dio cuenta de la enorme cantidad de edificios, públicos y privados, inaccesibles para un discapacitado; o los que, reformados para dar lugar a una rampa, se les realizó una pendiente que redunda en peligros más que en accesibilidad; o los edificios en los que, aún con rampas en condiciones óptimas, las mismas suelen quedar anuladas por el estacionamiento de una moto, por citar cientos de escollos en una ciudad que no todos podemos transitar.
También se repasó la legislación vigente, a nivel provincial y local, y se observó que no hacen falta tantas leyes como un Estado presente que la haga cumplir o que tenga presente a los discapacitados cuando habilita cartelería, puestos en paseos públicos, mesas al paso de la gente.
Hay problemáticas de la ciudad que, en algunos casos, complican la vida cotidianamente. La que se abordó el miércoles, en la Facultad de Trabajo Social, es una más -de tantas- que tienen el acceso vedado a la agenda de la campaña electoral.(EL DIARIO)




