Jueves, 29 de mayo de 2025   |   Campo

Oportunidades y retos en el sudeste asiático: el nuevo escenario competitivo con Estados Unidos

Oportunidades y retos en el sudeste asiático: el nuevo escenario competitivo con Estados Unidos

En un contexto internacional en transformación, caracterizado por una guerra comercial que desafía las normas del comercio global, el sudeste asiático se posiciona como una región clave para el futuro del maíz argentino. Este enfoque fue central en el Congreso Maizar 2025, donde especialistas coincidieron en que Argentina tiene una posición estratégica en la región, aunque enfrenta una creciente competencia por parte de Estados Unidos, que empieza a fijar su atención en los mismos mercados.

María Marta Rebizo, gerente de Asuntos Económicos y Comerciales de Ciara-CEC, alertó sobre las oportunidades para el maíz en el sudeste asiático: “Las oportunidades para el maíz están en el sudeste asiático y es ahí donde Estados Unidos está poniendo el ojo; todavía no ha ganado esos mercados.”

Durante su presentación, Rebizo planteó un escenario global incierto, donde las reglas han cambiado. “Estamos en medio de una guerra comercial, donde es probable que se produzcan modificaciones en las normas del comercio internacional. Lo que conocíamos de GATT y OMC tal vez ya no tenga vigencia, y el futuro traerá un nuevo marco con nuevas reglas”.

Este nuevo orden global se refleja en datos concretos: las importaciones mundiales de maíz cayeron un 7% en el último año, afectadas en gran medida por una disminución en las compras de dos actores clave: China y Canadá. “Esto nos lleva a replantear el comercio, porque el panorama del maíz ha cambiado, y el sudeste asiático lidera hoy la demanda de importación”, añadió Rebizo.

En este contexto, Argentina presenta una ventaja, al estar mejor posicionada que Estados Unidos en varios mercados asiáticos. Sin embargo, esto también representa una amenaza, ya que Estados Unidos comenzará a negociar bilateralmente con esos países. Un claro ejemplo es Tailandia, que aunque no compra significativamente a Argentina, ya ha expresado su intención de importar más maíz estadounidense para equilibrar su balanza comercial.

La evolución del comercio exterior argentino de maíz ofrece una visión del impacto de las políticas públicas. Entre 2015 y 2020, la eliminación de las cuotas y la reducción de las retenciones hicieron que las exportaciones aumentaran un 92%. Sin embargo, en los últimos cinco años, el volumen exportado se ha estancado e incluso ha disminuido levemente, con proyecciones a la baja para esta campaña debido a la plaga conocida como chicharrita.

A pesar de que el maíz argentino llega a más de 100 países y cuenta con una oferta variada, el 90% de sus ventas se concentra en apenas 13 mercados. “En ciertos casos, como en Vietnam, no competimos directamente con Estados Unidos, ya que se le aplicó un sobrearancel del 46% que luego se redujo a un 10%, abriendo la puerta a negociaciones bilaterales”, explicó Rebizo.

La experta destacó que ya no regirá el principio de “Nación más favorecida” del GATT, ni los acuerdos multilaterales tradicionales: “Se prevén acuerdos bilaterales por producto, que no necesariamente cumplirán con las normas de la OMC. Esto puede perjudicarnos si países como Vietnam o Filipinas establecen compromisos de compra con Estados Unidos”.

El motor del comercio mundial de maíz seguirá siendo la demanda de carnes, ya que a medida que los países se desarrollan, integran el consumo de carne en sus dietas. “Esta tendencia es más fuerte que el movimiento hacia dietas más ligeras en los países desarrollados”, sostuvo Rebizo.

Actualmente, Argentina exporta maíz a mercados con una creciente demanda, como Malasia, Indonesia, Filipinas, Emiratos Árabes y Senegal, y mantiene relaciones comerciales significativas con Vietnam, Perú y Arabia Saudita, aunque con una menor participación. En contraste, Estados Unidos domina los mercados donde Argentina tiene poca o nula presencia, como Guatemala, República Dominicana, Colombia, Honduras y Costa Rica.

Una pregunta crucial es si India podría asumir en el futuro el rol que China ha desempeñado como gran demandante de maíz. “Hace más de una década, China dejó de importar aceite de soja de Argentina, y fue India la que se convirtió en nuestro principal destino. Tal vez lo mismo pueda ocurrir con el maíz”, reflexionó Rebizo.

No obstante, el desafío es que India actualmente no acepta maíz genéticamente modificado, aunque sí lo permite en el caso del algodón. “No es una decisión científica, sino política. La Cámara de Comercio de India nos ha indicado que necesitan importar maíz, ya que su producción no crece al ritmo del consumo de carne no bovina”, relató la economista, sugiriendo avanzar en negociaciones como ya se hizo con la harina de soja.

Al mismo tiempo, la dependencia de Argentina respecto a China en otros cultivos presenta riesgos. “Casi el 100% de nuestras exportaciones de sorgo se dirigen a China. Mejorar nuestras relaciones es crucial, porque si no, el sorgo está en una situación complicada”, alertó Rebizo.

A pesar de las turbulencias actuales, las proyecciones a largo plazo ofrecen un panorama optimista. Según estimaciones del USDA, las exportaciones argentinas de maíz podrían aumentar un 21% en la próxima década. Sin embargo, los datos provenientes de China generan inquietud: mientras las estadísticas oficiales hablan de autoabastecimiento gracias a la biotecnología, el USDA sostiene que el país asiático está consumiendo sus reservas y no ha logrado aumentar significativamente su producción.

En última instancia, la demanda de carnes seguirá siendo el principal motor del comercio mundial de maíz. “A medida que los países se desarrollan, incorporan el consumo de carne en sus dietas. Esta fuerza es más poderosa que la tendencia en naciones desarrolladas hacia dietas más ligeras”, reiteró Rebizo.

Finalmente, al mirar hacia el futuro, se vislumbra otro cambio de paradigma. “Hoy, los países asiáticos lideran el crecimiento poblacional, pero hacia 2100 serán los países africanos quienes marcarán la demanda de alimentos”, concluyó.

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