La Ley que declara la
emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, sanitaria,
administrativa y previsional en Entre Ríos, que al gobierno provincial le urge
su aprobación en la legislatura, pone en evidencia no solo la fragilidad de las
cuentas públicas en general sino además la falta de políticas de estado para
hacer más eficiente el gasto y tener una administración equilibrada.
Cuando la norma se
apruebe y entre en vigencia, el impacto en las finanzas públicas de lo que se
“recaude” durante el tiempo que dure la emergencia, sería de poco más de dos
mil millones de pesos. Una cifra muy por debajo, incluso, del resultado
deficitario de la provincia en el primer cuatrimestre del año.
Es decir que la
emergencia no solo es un parche para recaudar más, sino que no resuelve los
problemas de fondo que tiene la provincia. Insisto: se recauda más en el corto
y mediano plazo, pero no se hace más eficiente el gasto.
Es cuestionable la
extensión de la medida: un año, es decir hasta julio de 2021, con opción a una
prórroga por seis meses. En la práctica, tanto a nivel provincial como nacional
las emergencias se han vuelto permanentes porque a los gobiernos les ha servido
como excusa para no hacer las reformas necesarias y para agrandar el Estado.
Es cuestionable el
carácter “solidario” con el que el oficialismo presenta la Ley ante la
sociedad: no es solidario lo que no es voluntario. La emergencia es para
sostener al Estado y deja en evidencia que la provincia está mal administrada.
La culpa no es solo de la pandemia, sino que existe un desmanejo financiero que
se volvió crónico.
Lo que hace Bordet es poner en emergencia a toda la
administración pública, aumenta la presión impositiva sobre ciertos sectores, y
recorta jubilaciones, pero no hace ningún anuncio sobre las reformas en las que
hay que avanzar después de la pandemia.
En definitiva, el gobernador le pide solidaridad a los
contribuyentes para sostener la mala administración de su gestión,que no empezó
hace 6 meses. Y marca una ridícula contradicción: en vez de que el Estado sea
solidario con sus ciudadanos en caso de extrema necesidad, son estos los que
deben “ayudar” al Estado a mantener su estructura.
Es cuestionable que sea el propio sector pasivo el que haga
un esfuerzo para sostener el sistema que tiene déficit crónico. La emergencia
es la oportunidad histórica para resolver el problema de una vez por todas
haciendo los cambios que se vienen postergando, algunos anunciados por el
gobernador en su discurso ante la Asamblea Legislativa: la reforma de la Caja
de Jubilaciones. ¿Por qué Bordet pide el esfuerzo a los jubilados y no plantea
esa reforma para darle sustentabilidad, como también se lo hemos planteado desde
la oposición? ¿Mejora la situación del sistema tras cumplirse el plazo de la
emergencia? A la emergencia también la tiene un jubilado que cobra $ 75000
porque puede estar ayudando a algún hijo o familiar afectado económicamente por
la pandemia.
Es cuestionable pedirles un esfuerzo a una planta de
empleados públicos que está sobre dimensionada por responsabilidad de las
diferentes administraciones. Una vez más hay que recordar que hace 5 años
gobierna la provincia Bordet, que incluso en plena pandemia hizo nombramientos
en cargos no esenciales, lo que advertí oportunamente.
Pero, además, desde 1983 hasta hoy el PJ gobernó Entre Ríos
en 29 de los 37 años de democracia y principalmente en los últimos las
gestiones dejaron las cuentas provinciales en rojo. Y lo curioso es que nunca,
ninguno de los gobernadores hizo autocrítica o escuché que se hiciera cargo del
desmanejo financiero. Siempre la culpa es de otro y si es de una fuerza
política diferente, más culpable aún.
Es cuestionable que otra vez sea el sector productivo el que
pague los platos rotos. No estoy a favor de que el campo siga siendo la caja
que todos manotean cuando necesitan recursos.
Es cuestionable cobrar un impuesto a los bancos porque
sabemos que lo terminarán transfiriendo a quienes utilicen sus servicios. Es
decir, no solo afectará a grandes clientes sino a cualquier PYME o persona que
trabaje con la entidad.
Los entrerrianos deben tener en cuenta que como así como
esta Ley es un parche y no una solución, cuando salgamos de la pandemia y mientras
no se resuelvan los problemas de fondo, el esfuerzo que hoy se le pide a los
sectores mencionados lo deberá hacer quienes posean menos de mil hectáreas, el
contribuyente común que paga ingresos brutos, los jubilados con haberes menores
al tope mínimo actual, y seguramente volverán a aumentar la carga impositiva
porque es la herramienta a la que los gobiernos echan mano cuando necesitan
engrosar los ingresos.
No debemos quedarnos en la mera discusión de esta Ley de
Emergencia que no mejora las cuentas públicas ni cambia la manera de
administrar la provincia. Debemos plantearnos la situación de cara al futuro.
Con la emergencia no se arreglan los problemas de fondo, y debe ser una
oportunidad para empezar a solucionarlos.
(*) Diputado provincial del Pro, integrante del interbloque Cambiemos