Opiniones
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Miércoles 12 de febrero de 2020
Luis Edgardo Jakimchuk (*): ¿Realmente preocupa las desigualdades acuciantes?

Argentina es  un país de igualdades extraviadas. Tierra nacida como promesas de equidad y justicia, pero transitamos un triste deambular marcada por la desigualdad. Un país que enorgullece de ser tierra de oportunidades, pero el futuro de un niño depende de las rentas que perciben sus padres. No son pocos los que se encogen los hombros o entienden mal el carácter de las desigualdades de rentas y riquezas en nuestra sociedad. Saben que existe pero no valoran suficientemente el daño que hace esa desigualdad.

Durante la plutocracia de Cambiemos, las desigualdades en la cima los ingresos del 20% más pudiente de la población equivalen al 49,8% de los ingresos totales y, desigualdades en el escalón más bajo, sólo el 1,5% del total (datos INDEC). La relación es clara e indudable,  cuanto más se concentra en la cima de la pirámide, más disminuye en la base.  La brecha es más amplia cuando nos fijamos en ingresos anuales, y más  amplia aun cuando nos  fijamos en el patrimonio es decir, en el capital acumulado y otros bienes.

En resumen, la desigualdad aumenta porque un modelo evolutivo como el llevado a cabo por Macri,  no puso en el centro de sus preocupaciones las necesidades de las personas, sino más dependiente de la maximización de las ganancias en breve tiempo. Esas ganancias van a parar al vértice de la pirámide social.

La Sociedad Rural de Concordia salió a cuestionar con dureza las políticas instrumentadas por la administración del presidente Alberto Fernández, en especial la relacionada con la cuestión impositiva, al tiempo que reclamó un equilibrio fiscal restringiendo los gastos de los servicios sociales. Es evidente que buscar el equilibrio fiscal sin recortar gastos sociales, peligra la posibilidad de perder parte de los beneficios del Estado y las ganancias acumuladas a lo largo de los últimos cuatro años de este sector.

La lógica que subyace a esta decisión de los defensores de la República  es sencilla: la estrategia gira en torno a desfinanciar al gobierno, resistiendo toda transferencia de ingresos desde los que tienen más hacia los que tienen menos. Obstruir las políticas del gobierno e implantar el relato de su inoperancia.

El equilibrio fiscal que propone el gobierno  implica un ajuste que ronda el 2% del PBI: el 1,5% responde a la suba de impuestos y el 0,5% a la baja del gasto. En el primer caso: 0,5% provendrá de mayores retenciones a las exportaciones; 0,2% del impuesto a los bienes personales, 0,3% del nuevo impuesto del 30% a las transacciones con dólares y 0,5% a la suspensión de las rebajas a la seguridad social y ganancias prometidas a las pymes por Macri en los últimos tiempos. (baenegocios.com 27 12 2019).

Las críticas de la entidad se extienden, además, a la Provincia y al Municipio concordiense, preguntando: “dónde va a parar todo el dinero que se recauda”.

La Sociedad Rural nunca mostro su preocupación por la relación entre la pobreza y la riqueza en Concordia, entre un sistema de opresión e injusticia y la continuidad de la miseria. Jamás un intento por vincular al capitalismo, en especial en su actualidad especulativa financiera, con una concentración inverosímil de la riqueza en menos manos mientras prolifera la desigualdad.

La Rural concordiense  luego de analizar los últimos treinta años, remarca que “nos encontramos con el gasto del Estado que pasó del 17% del PBI en la década de 2000, al 47% en 2020, y la pobreza aumentó un 10% en la década de 2000, y un 10% más en la de 2020, cifras inadmisibles en una Argentina con sobrada capacidad productiva para no sufrir este flagelo.

Lo que no advierten los ruralistas (que tiene el 83% de sus trabajadores en negro y además explotación trabajo infantil),  que la mayoría de ese gasto está indexado por ley y que no depende directamente del Poder Ejecutivo Nacional, las jubilaciones y pensiones son el principal gasto del Estado nacional y se actualizan por ley en base a la inflación pasada. Le sigue el pago de intereses de la Deuda Pública, representa más del 20% de los ingresos totales del Estado, mientras que para Educación y Cultura, Salud y Promoción y Asistencia Social representa el 14%.  Esto no merece análisis de la SR.

Los ruralistas concordienses deben entender que la economía no es más importante que la política. No es la asignación de recursos escasos para satisfacer deseos ilimitados. La economía es el estudio de como una sociedad moviliza la totalidad de sus recursos para mejorar el nivel de vida de toda la población. Cuando se incorpora el tema de bienestar social aparece el debate de cómo se distribuye la riqueza. Al abordarlo se interpela necesariamente al poder económico.

Los desafíos para construir una sociedad desigual es analizar y discutir los problemas de la gente. Es necesario dejar de ser simples individuos receptores de productos mediáticos susceptibles de ser manipulados fácilmente. El sentido subjetivo de la economía nunca está en las intenciones declaradas ni en el discurso explícito, sino en los efectos colaterales que las políticas generan.

(*) Ex diputado provincial (PJ)

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