
El Colegio Militar de la Nación y la Escuela de Suboficiales del Ejército “Sargento Cabral” llevaron a cabo, este viernes, las ceremonias de entrega de uniformes a sus nuevos ingresantes. Este acto marcó un hito significativo en la formación de los cadetes y aspirantes, quienes fueron oficialmente incorporados a la vida militar activa.
“Este es un día que se recuerda para siempre. Cada vez que uno se pone este uniforme, evoca el momento en que lo recibió por primera vez”, comentó un instructor del Colegio Militar al concluir la ceremonia. En el Patio de Honor de la institución, los cadetes de primer año recibieron no solo su uniforme, sino también el sable, una réplica del corvo sanmartiniano, entregado por sus propios familiares.
“Participar en este momento es un enorme orgullo. Entregarle el uniforme a mi hijo es como transmitirle la historia de nuestra familia, nuestras convicciones y nuestro compromiso con el país”, expresó un padre emocionado, mientras sostenía la prenda que minutos después colocaría sobre los hombros de su hijo.
Simultáneamente, en el salón de actos de la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”, los aspirantes vivieron un acto de características similares. La escena era un reflejo de emociones entre madres, padres y hermanos, entregando las prendas que identifican a los nuevos integrantes del Ejército Argentino. “Este uniforme es un símbolo del esfuerzo que realizaron para llegar hasta aquí, pero también del que aún está por venir. No solo se lleva en el cuerpo, sino en el alma”, comentó un instructor de la Escuela.
Durante el acto, los responsables de la formación enfatizaron que el uniforme trasciende su condición de vestimenta reglamentaria. “Cada botón, cada color, cada detalle tiene un significado. Es la manifestación visible de un compromiso invisible”, destacó un oficial en su discurso ante los aspirantes.
El uniforme del Colegio Militar de la Nación se compone de azul horizonte, blanco, rojo y dorado. “El azul simboliza la búsqueda de lo trascendente, los vivos rojos representan el sacrificio, el blanco evoca la pureza de pensamiento y el dorado, la dignidad”, explicó un docente de historia militar. También hizo hincapié en el simbolismo numérico: “Los siete botones del frente representan los sacramentos, y los cuatro de la espalda, las virtudes cardinales. Cada cadete debe conocer esto; no es un detalle decorativo, sino parte de su identidad”.
En la Escuela de Suboficiales, los elementos simbólicos adoptan formas diferentes, pero mantienen el mismo peso de significado. La chaquetilla azul acerada simboliza justicia, verdad y lealtad, mientras que las charreteras rojas rinden homenaje a los caídos en combate. “Los cinco botones del frente hacen referencia a las batallas de la Campaña Libertadora. Los botones traseros, al igual que en el Colegio, evocan las virtudes cardinales”, explicó uno de los encargados del ceremonial.
Los guantes blancos que acompañan el uniforme poseen un significado especial. “Simbolizan la transparencia en la conducta. No son solo una prenda, sino un recordatorio continuo de que cada acción debe ser coherente con los valores del Ejército”, puntualizó un suboficial responsable de una de las formaciones.
Ambas ceremonias contaron con la presencia de autoridades, familiares, docentes e integrantes del cuerpo militar. En este contexto, el momento culminante fue cuando cada joven recibió su uniforme de manos de sus seres queridos. “Este gesto refuerza el vínculo entre la vocación personal y el apoyo de la familia”, destacó un oficial del Estado Mayor.
Asimismo, se resaltó la importancia del cinturón en ambas versiones del uniforme. “Es el símbolo de obediencia y subordinación, dos pilares fundamentales en la vida militar”, comentó un cadete de segundo año que participó en la organización de la ceremonia.
En los discursos oficiales se subrayó la misión del Ejército Argentino: defender la soberanía nacional y proteger la vida y la libertad de la población. “Cada uniforme entregado hoy recuerda ese compromiso. No es solo una promesa individual, sino una plena adhesión a los valores de la Nación”, indicó un representante de la Dirección General de Educación del Ejército.
En el transcurso de ambas ceremonias, la emoción fue evidente en los rostros de cadetes, aspirantes y familiares. “Este acto marca un antes y un después. Lo que sigue es responsabilidad, formación, sacrificio y entrega. Y todo ello se lleva puesto, cada día, con este uniforme”, concluyó uno de los instructores ante su sección formada.