"
Al autorizar unilateralmente las plantas proyectadas", el vecino país vulneró las obligaciones asumidas en el Estatuto del río Uruguay; las empresas -Botnia (Finlandia) y ENCE (España)- "no cumplieron con los recaudos jurídicos requeridos en sus países en el caso de proyectos que puedan tener efectos ambientales transfronterizos", dice.A lo largo de 33 páginas, se resume el contenido de las 12 reuniones del Grupo de Trabajo Técnico de Alto Nivel, gestado el año pasado por Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez. La primera cita fue el 3 de agosto en Montevideo. Desde entonces, y hasta el 30 del mes pasado, las reuniones se alternaron entre Buenos Aires y la capital uruguaya.
El informe que el Palacio San Martín hizo público y se puede consultar en Internet, en www.cancilleria.gov.ar , parece el relato de una historia pasional repleta de recriminaciones, denuncias de incumplimientos, intransigencia ante los pedidos de la parte argentina y, como corolario, la sensación de haber sido víctimas de una estrategia dilatoria para "entorpecer el proceso de evaluación".
El grupo argentino estuvo encabezado por el embajador Raúl Estrada Oyuela, diplomático desde hace 40 años, reconocido especialista mundial en materia ambiental y una de las principales figuras del Protocolo de Kyoto sobre el cambio climático, iniciativa auspiciada por la ONU, abogado, docente de la UBA y de las universidades norteamericanas de Columbia y Stanford. La delegación se completó con expertos en la industria del papel, producción limpia e impacto ambiental. Físicos, ingenieros químicos e industriales, docentes universitarios, técnicos del Instituto de Hidrografía Naval, del Instituto Nacional del Agua, del Instituto Nacional de Tecnología Industrial y de la Secretaría de Medio Ambiente, entre otras reparticiones oficiales.
Para tener en claro cuál es la posición argentina, no es necesario leer las 33 páginas con detalles sobre cuestiones técnicas, fórmulas químicas y siglas complejas. Basta con echar una mirada al primer párrafo del informe, donde se habla de la autorización "unilateral" de Uruguay para la construcción de las plantas. De todos modos, quien tenga tiempo y ganas encontrará en los nueve párrafos iniciales un resumen casi perfecto del trabajo.