E

l campo argentino es “ignorado” y “agraviado” por el Gobierno nacional, que “desconoce la estructura social y productiva del interior del país, los beneficios que se generan en las cadenas de valor agroalimentarias y la importancia del sector agropecuario en el impulso del crecimiento y el desarrollo de provincias como Entre Ríos”. Los conceptos pertenecen al presidente de la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer), José Carlos Basaldúa, quien el fin de semana hizo un repaso de la problemática del sector en el acto de inauguración de la 23ª Exposición Ganadera, Comercial, Industrial y Artesanal de la Sociedad Rural de Colón, que se desarrolló el predio ferial de Colonia San Miguel. El dirigente victoriense volvió a reclamar un proyecto de país que incluya al sector agropecuario y a terminar con “el dogmatismo ideológico, la política como instrumento de acumulación de poder y los objetivos de corto plazo” que han caracterizado a la historia argentina.
Basaldúa subrayó que, pese a las condiciones económicas globales —deuda externa reprogramada y regularizada, equilibrio en las cuentas públicas y expansión de los mercados agroalimentarios—, que “nos presenta un panorama inmejorable para el crecimiento y el desarrollo” del sector rural, “siempre las decisiones (del Gobierno) han recorrido el camino de las políticas negativas hacia el campo, con una transferencia muy importante de la renta agraria, influenciados por los intereses de las corporaciones político-financieras o político-industriales o solamente políticas”. El sector agropecuario, enfatizó, “nunca pudo formar parte de la agenda del gobierno nacional de turno”.
“Al igual que en otras oportunidades tampoco hoy somos tenidos en cuenta”, remarcó el presidente de Farer. “No estamos en la agenda política del Gobierno nacional y, además, se nos ignora expresamente y se nos agravia injustamente, desconociendo totalmente la estructura social y productiva existente fuera de los límites del Gran Buenos Aires en general y del sector agropecuario en particular, desconociendo los beneficios que se generan en las cadenas de valor agroalimentarias y la importancia que esto tiene en el impulso del crecimiento y el desarrollo de provincias que como Entre Ríos conforman el país interior y agroalimentario”, recalcó.
Los productores “estamos pidiendo un cambio de actitud” de la dirigencia política, y si eso no se produce “seguiremos defendiendo los valores en los que creemos aunque eso signifique nadar en contra de la corriente, porque el único que nada a favor de la corriente es el pez muerto, y esa actitud no ha sido, ni es, ni será, nuestra razón de ser, de sentir y de actuar”.
Basaldúa, finalmente, como en otras ocasiones, consideró “indispensable” para modificar “la actitud negativa hacia el campo” de los gobiernos, la participación activa de los productrores en las luchas gremiales. “Es hora de que nos ocupemos y comencemos a ser partícipes y protagonistas de la gestión para el cambio”, exhortó.

Problemas principales
Entre los muchos problemas que soporta el campo, el presidente de Farer, José Carlos Basaldúa, enumeró los siguientes:v * La “incertidumbre que los productores de ganado para carne” cuando “deberíamos hablar del futuro brillante que no pudo ser”; la “crisis recurrente” de la lechería por “el manejo oligopólico de la industria”; y la “intervención constante” del Estado para regular el precio del trigo “a través de una retención encubierta aplicada sobre los valores de referencia”.
* También aludió a la soja y “las intenciones de los proveedores de tecnología genética en cobrarnos 7 dólares por tonelada producida por derechos de propiedad intelectual tomado como un concepto absoluto, desconociendo la específica legislación nacional sobre este tema, la misma que aceptaron gustosamente cuando necesitaron del agricultor argentino para imponer lo que el mundo rechazaba como son los organismos vegetales genéticamente modificados”.
* Con relación al maíz, Basaldúa calificó de “espejito de colores” a la ley de biocombustibles “que no es la normativa discutida y consensuada por todos los sectores, sino una elevada por el propio Poder Ejecutivo, la cual sin ninguna duda será un muy buen negocio para el sector agroindustrial, que seguramente nos explicará a su debido tiempo que los precios al usuario final sólo pueden ser competitivos con una materia prima a bajo precio”.
* Cuestionò el hecho de que los costos de producción de arroz estén “por las nubes” y “con un insumo clave como el gasoil con una disponibilidad volátil”.
* También mencionó de la producción citrícola y “su necesidad impostergable de reconversión productiva hacia esquemas de exportación”; y de los avicultores que “observan la expansión sin límite de las exportaciones de carne aviar sin recibir una compensación acorde con el esfuerzo y el riesgo con que producen”.
* Habló, por último, de la situación “no resuelta de los deudores del Banco Nación, que el jueves pasado evitaron que se lleve adelante lo que la propia ministra de Economía dijo que no iba a suceder, como es el remate de un campo”.