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n total habrá 11 centros regionales. Junto con el de Santa Fe, entraron en funcionamiento Patagonia Sur (que comprende a Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) con sede en Comodoro Rivadavia; La Pampa-San Luis, con sede en Santa Rosa, y Córdoba, con sede en la capital de esa provincia. Las autoridades del Senasa estiman que para marzo de 2007 estará en funcionamiento el resto, entre ellos el Centro Regional Mesopotamia, que incluye a Misiones, Corrientes, Entre Ríos. El tiempo, sin embargo, dirá si aquellos objetivos —loables por cierto— se cumplen como lo necesita la producción agropecuaria.

Mientras tanto, en nuestra provincia, en las últimas semanas estalló una fortísima polémica entre el Colegio de Médicos Veterinarios de Entre Ríos y las tres entidades que integran la Fundación de Lucha Contra la Fiebre Aftosa (Fucofa) —Federación de Asociación Rurales de Entre Ríos (Farer), Federación Agraria Argentina (FAA) y Federación Entrerriana de Cooperativas (Fedeco)— por la figura del corresponsable sanitario, finalmente incluida en la ley 9.681, aprobada por la Legislatura provincial.

Los veterinarios, a la hora de cuestionar a Farer, FAA y Fedeco, no ahorraron críticas y dispararon con munición gruesa. Acusaron a sus dirigentes de “difundir mensajes distorsivos y maliciosos” sobre la figura cuestionada y de pretender disuadir a la opinión pública “de todas las maneras posibles” respecto de los fundamentos que constituyen los pilares de la ley. Pusieron en duda, además, la representatividad de los dirigentes de Farer, FAA y Fedeco y afirmaron que la verdadera intención de las entidades es “seguir manteniendo cautivo” el sistema de sanidad animal en la provincia.

Es que la Fucofa, con la aprobación del Gobierno, lleva adelante las campañas de vacunación contra la fiebre aftosa —tal su inobjetable y exitosa misión original— y la de brucelosis, además de sumar últimamente la lucha contra la garrapata, el flagelo que reapareció en Entre Ríos, precisamente, por aquella ausencia de política de Estado en materia de sanidad animal. Un profesional de las ciencias veterinarias, no sin ironía, dijo que “si hubiera una vacuna contra la tuberculosis, la Fucofa también buscaría hacerse cargo de esa lucha”.

El punto central de la disputa, obviamente, es económico. Los productores, al encarar una lucha sanitaria, erogan una más que significativa suma de dinero en la compra de vacunas, y el sector veterinario, claro está, aspira legítimamente a quedarse con una parte de esa plata que mayoritariamente ingresa hoy a las arcas de la Fucofa, gracias al precio solidario que ofrece —el más bajo del país, según sus directivos—.

Para lograr su objetivo, los veterinarios hicieron lobby —como todos— entre los legisladores y encontraron eco en el senador felicianero Victorio Firpo —veterinario también— para que atendiera sus inquietudes. Así fue como se sancionó un primer proyecto, luego vetado en dos de sus artículos por el gobernador Jorge Busti. Ahora fue el diputado por Gualeguaychú, Juan José Bahillo, el que impulsó la ley finalmente aprobada.

Las entidades, enseguida, salieron a reclamar un nuevo veto, pero esta vez es muy difícil —acaso haya que decir imposible— que el primer mandatario apele a esa herramienta por lo que la cuestionada ley, seguramente, entrará en vigencia. (El Diario)