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La Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (Farer) expresó estar “profundamente preocupada” por la medida que es el “resultado de un diagnóstico equivocado sobre la formación del precio de un producto mundialmente reconocido, proveniente del desconocimiento” por parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (Sagpya) “de cómo funciona la cadena de valor de la carne bovina en el país, que define al productor ganadero como tomador de precios y, por ende, variable de ajuste de cualquier modificación en el precio de cualquiera de los eslabones” de la misma. El presidente de la entidad, José Carlos Basaldúa, en diálogo con EL DIARIO RURAL, recordó que “desde septiembre de 2005, cuando se hablaba de poner pesos mínimos de faena, hemos venido advirtiendo que los valores crecientes en los precios de la carne en el mostrador eran el resultado de una oferta cárnica que crecía a menor ritmo que la demanda, y que la solución, que debía ser pensada en el largo plazo, era una política de incentivos para elevar la oferta en forma sostenida”, mientras que la decisión que “se iba a tomar seguía exactamente el camino contrario a lo que debía hacerse”.

Ahora, remarcó el dirigente de Victoria, “volvemos a tropezar con la misma piedra”. “Lo urgente vuelve a imponerse sobre lo importante, sometiendo a la producción ganadera argentina a una nueva frustración, a tirar por la borda el esfuerzo realizado en los últimos años por todos los actores de la cadena de la carne” que posibilitó “la recuperación y la apertura de nuevos mercados internacionales”.

Basaldúa instó a “buscar una alternativa que contemple el largo plazo, que asegure la oferta en el mercado interno a valores razonables en los cortes más populares, regularizando las operaciones de exportación, y poniendo en marcha las políticas activas que están expuestas en todos los planes ganaderos provinciales, como única forma de encontrar una salida sustentable para quienes producen y consumen carne en la Argentina”.

MEDIDA INSÓLITA. El director por Entre Ríos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, en tanto, calificó la decisión de “insólita” porque “todos sabemos, incluido el Gobierno, que la suba de los precios de la carne es por el aumento de la demanda interna”. Además, resaltó, “ya se sabe que poniendo trabas a la exportación, los valores en el mercado interno no van a bajar”.

El dirigente ruralista explicó que los aumentos en el producto “son también consecuencia de lo apresurado del aumento del peso mínimo de faena, que no es una mala medida en el fondo, pero que significó, por el apuro en concretarla, sacar a todo el ternero gordo de destete del circuito de faena”.

La decisión gubernamental, asimismo, “es una muy mala señal para el inversor, que es el ganadero común y corriente, no las multinacionales”.

“Si no hay estabilidad en las reglas de juego no hay inversión, si no hay inversión no hay oferta, y si no hay oferta, suben los precios”, razonó Etchevehere, por eso esta medida “no se entiende desde ningún ángulo... no le sirve a nadie”, aseguró.

“NO FORMAMOS DE PRECIOS”. El presidente de la Sociedad Rural de Concordia, Salvador Larocca, por su parte, dijo que los “precios para nosotros (los productores) siguen prácticamente iguales. Las subas que hay en las carnicerías en Buenos Aires no se condicen para nada con realidad de la plata que recibe el productor por su hacienda”, al tiempo que insistió en que los ganaderos “no formamos de precios”.

La medida oficial, alertó, “traerá desocupación en los frigoríficos exportadores y generará problemas sociales muy grandes porque muchas plantas bajarán las persianas” y reiteró su idea de que en la Argentina el problema “no es que la carne esté cara, sino que los salarios están muy bajos”. Larocca alertó que “si esto sigue así, la vaca va a quedar en los lugares marginales donde no se pueda sembrar ningún grano“.

AVASALLAMIENTO. Desde el cooperativismo agropecuario, Miguel Aizaga, gerente de “El Pronunciamiento” de Basavilbaso, dijo que “la sorpresa fue grande”, porque se trata de una medida “inconsulta y traída de los pelos” que significa un “avasallamiento” a la actividad pecuaria. “Tira por el suelo los planes ganaderos de las provincias, el trabajo de promoción de la carne bovina y todo el esfuerzo hecho por los productores en los últimos años para mejorar sus rodeos”, se quejó. Los productores “están desanimados”, subrayó Aizaga.

Al pequeño productor ganadero, que “ha luchado para insertarse en la exportación y ha hecho el esfuerzo de la trazabilidad, el caravaneo y todo lo que los organismos exigen, después de esta medida se le caen las lágrimas”. “No podemos estar tan enfermos en nuestro país, así que espero que esta situación se revierta”, reflexionó Aizaga, porque “estas medidas van contra la Argentina”. “Es una decisión trasnochada, fruto del autoritarismo” del Gobierno, enfatizó.

Crosa: “Es un ataque artero, pleno de patoterismo”

Desde el sector consignatario, Carlos Crosa, de la firma Van Haezevelde y Crosa SRL, de Villaguay, le dijo a EL DIARIO RURAL que la decisión de prohibir la exportación de carnes es obra de un “gobierno arbitrario y populista” y advirtió que los únicos que ganan con esta medida son “los operadores en negro, los acomodados y recomendados políticos”.

Ante el “sorpresivo” e “increíble” cierre de las exportaciones de carne “queda una sensación de inseguridad y avasallamiento sobre el sector productivo argentino”, remarcó Crosa.

El consignatario, sin pelos en la lengua como es su costumbre, no dudó en definir la medida presidencial como “un ataque artero, pleno de patoterismo, de un gobierno hegemónico que no tiene proyecto y que en la desesperación que le produce la inflación, que él mismo crea, sólo atina a remendar con parches para hoy y más hambre y desocupación” para el mediano plazo.

CONSECUENCIAS. Crosa, además, se lamentó porque “se perderán mercados, después de lo que nos costó recuperarlos” y advirtió que “no vendrán inversores ni en éste, ni en otros rubros. Se achicarán aún más los rodeos de cría, ya afectados por el avance agrícola, y cada vez tendremos menos terneros, de los pocos que ya se producen”. Por lo mismo, a corto plazo, “habrá cada vez menos novillos y mayor escasez de oferta para cubrir nuestro propio mercado interno”. También puso de relieve “las incoherencias” del Gobierno que “creó una comisión de promoción internacional de las carnes argentinas” y ahora prohíbe las exportaciones.

Esta medida, a juicio de Crosa, además, provocará “la huida de frigoríficos de capitales extranjeros y/o la quiebra de otros, volviendo a la vieja historia de hace quince años: falta de pago y quebrantos que absorberán hasta donde puedan los productores y consignatarios de ganado”.

“Sin duda se producirán masivos despidos de empleados y cientos o miles de familias quedarán sin trabajo”, vaticinó, al tiempo que alertó sobre la posibilidad de que puedan generarse “innumerables demandas del exterior por incumplimiento de contratos”.

Ante escenario, Crosa opinó que “flota en el aire la sensación de un gobierno arbitrario y populista” y “se observa un Presidente lleno de ideología”. El consignatario, finalmente, sostuvo que “los únicos que ganan” con esta decisión “son los operadores en negro, los acomodados y los recomendados políticos. Ante ello, los Samid volverán a ser noticia y ‘empresarios‘ de consulta del periodismo sensacionalista y del Gobierno”.