"

En relación con el cultivo de cebolla, el profesional destacó que la iniciativa tiene muchas perspectivas para crecer, ya que mientras el consumo provincial se coloca en el orden de las 600 hectáreas anuales "aquí sólo producimos unas 50". En cuanto a la producción de batata, Valiente indicó que el primer objetivo del grupo es obtener clones de doble propósito con propiedades funcionales y adaptados a diversas zonas ecológicas argentinas. "En el marco de este proyecto se encuentran en ejecución acciones tendientes a determinar los clones de mejor comportamiento productivo y calidad culinaria demandada por consumidores nacionales y extranjeros", agregó.

Valiente contó que en esta iniciativa del INTA participan los departamentos entrerrianos de Feliciano, Paraná, Federal, Concordia, Colón y Villaguay, aunque el mayor desarrollo ha dado en el norte entrerriano, caracterizado tradicionalmente por la cría vacuna.

La expansión

Actualmente, el proyecto está en etapa de evaluaciones. "Se ha realizado la primera evaluación de cosecha a los cien días, a efectos de detectar precocidad entre los clones. La segunda fecha de evaluación se realizará a los 150 días de plantación, a los fines de evaluar rendimiento total de ambos cultivos."

Según relató Valiente, la expansión de la horticultura provincial (especialmente en los cultivos protegidos), la competencia con producciones de otras regiones hortícolas del país y la demanda de información de productores y profesionales del sector fueron algunos de los factores que permitieron buscar nuevas alternativas productivas que resulten viables, de bajo costo y de buena rentabilidad, y lo que dio pie para iniciar este trabajo del INTA.

"Así, retomando los trabajos iniciados entre 1994 y 1996, se incorporaron nuevos cultivares de cebolla, incorporando nuevos sitios de experimentación e investigación, con el objetivo de analizar la posibilidad del cultivo en una amplia zona del territorio provincial", dijo el agrónomo.

"Esta red de ensayos se condujo en tres localidades con condiciones diferentes, pudiéndose analizar los aspectos agronómicos -productivos, la sanidad y la diferencias estadísticas y económicos. Se realizaron siembras en almácigo en dos épocas: temprana, a partir de la primera quincena de marzo en Colón y Colonia San José, y tardío, a partir de la primera quincena de mayo, en Federal."

Según Valiente, los rendimientos de los cultivos hechos fueron directamente proporcionales a la tecnología utilizada, lo que incluye el manejo del cultivo, especialmente la provisión de agua y nutrientes; el control de malezas y la sanidad.

"En el caso de la cebolla, en función de nuestra experiencia, sacamos la conclusión de que se pueden lograr rendimientos totales que superen los 35.000 kilogramos por hectárea y un rendimiento comercial de 30.000 kg/ha, cuyo calibre por bulbo superen los 4,5 a 5 cm de diámetro", indicó el coordinador del proyecto.

Estos calibres serán los que determinen a qué mercados específicos se destinen las producciones. "El mercado interno consume a partir de 4 a 4,5 cm de diámetro. En cambio, en el mercado internacional, Brasil demanda un diámetro mayor a 5,5 cm; Japón y Europa entre 7,5 cm a 10 cm y EE.UU. a partir de 9 cm", explicó Valiente.

Por supuesto no todo es cultivo y genética, y Valiente contó que, para satisfacer los requerimientos para el desarrollo comercial tanto de batata como de cebolla hay maquinarias específicas que no pueden dejarse lado.

Rendimientos y mercados

"Para el manejo de la batata, usamos máquinas clasificadoras, lavadoras y embolsadoras, de gran utilidad para homogeneizar tamaños y mejorar sensiblemente la presentación comercial. Para el caso de la cebolla, acabamos de incorporar una sembradora de siembra directa, que permitirá implantar extensiones más grandes en menos tiempo y con menor costo en personal", comentó Valiente.

A la hora de hacer un balance sobre el desarrollo del proyecto, Valiente dijo que el objetivo final de este trabajo y las investigaciones es "volcar a los productores un volumen de información que les permita iniciar su actividad con menores riesgos, aunque todavía resta mucho por aprender".

La sistematización y transferencia de esta fase experimental se hace a través de la red de extensión del INTA, de la que participan todas las experimentales de Entre Ríos.

El Proyecto Regional Hortícola desarrollado en Entre Ríos se financia con aportes propios y otros que provienen de un convenio de vinculación tecnológica entre el organismo y la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. (La Nación)