Sábado 08 de octubre de 2005
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Economía
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Valor agregado en el mercado apícola
Un grupo de apicultores de Victoria apeló a la producción de miel orgánica para sobrevivir en un mercado difícil y altamente competitivo

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regorio Otegui forma parte del grupo de apicultores Islas del Delta. Esta agrupación nació en las islas de Victoria, Entre Ríos, con el objetivo de hacer miel orgánica, un producto que en el mundo tiene su mercado propio.

"Los precios que se pagan por la miel orgánica son de alrededor de un 30 o un 40% más que los de la miel convencional, pero como tienen consumidores diferentes, el mercado y la forma de comercialización es totalmente diferente, mucho más difícil y más lenta, ya que los grandes importadores no comercializan esta miel", dijo.

Para operar comercialmente, cada uno de los integrantes de Islas del Delta está inscripto como una empresa unipersonal y se dividen los gastos proporcionalmente.

Secretos de la miel

Otegui contó que en 2001 se iniciaron los procedimientos para la certificación orgánica de su miel y que en 2002 exportaron al Reino Unido veinte toneladas de miel "de transición". Sólo en 2003, se exportaron miel ya certificada como orgánica a Canadá y Francia.

"En una producción de miel orgánica, el secreto para el éxito es tener el objetivo de producir una miel de alta calidad, indiferentemente de los beneficios económicos; por lo que es fundamental estar convencido de esto y tener un alto respaldo económico antes de empezar el proyecto", sostuvo Otegui y agregó que, cuando comenzaron en el negocio, no sabían a ciencia cierta si se podía obtener algún sobreprecio por el producto.

Según Otegui, para poder certificar como orgánica una miel, no debe haber ningún riesgo de contaminación por el medio ambiente o por el hombre. Además, la zona en que liban las abejas debe ser de por lo menos un radio de 3 kilómetros alrededor de los apiarios de zona silvestre o producción orgánica, condición estricta que controla el Servicio Nacional de Seguridad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) a través de inspecciones y controles de registros obligatorios.

"Luego de dos años de auditorías, y si se trabajó siguiendo las pautas estrictas de certificación, recién se certifica full orgánico, que es el nivel más alto de certificación y al que hemos llegado".

Factores decisivos

Este productor contó que, luego de la crisis de los nitrofuranos, el Senasa aumentó notablemente los controles, y que a la miel orgánica le hace los mismos análisis que a una miel convencional, a los que le suma nuevos controles de manejo muy estrictos y específicos para que la miel pueda ser orgánica.

Otegui dijo que en la miel orgánica el manejo de los apiarios y el uso de una abeja de buen comportamiento sanitario (como la criolla), es fundamental. "Se necesita muy buen conocimiento sobre las enfermedades y sus ciclos, así como un seguimiento intenso y continuo sobre las colmenas. Esto genera, lógicamente, más inversión y gastos en capacitación, asesoramiento y dedicación que un apiario convencional", comentó.

Además, dijo el apicultor, "para certificar como miel orgánica no se trata de curar solamente el ácaro de la varroa con remedios orgánicos, como muchos piensan: muchos proyectos han terminado mal por culpa de esa creencia". Otegui destacó que se requiere de revisaciones y monitoreos permanentes y que a las enfermedades hay que controlarlas con el manejo de las colmenas, ya que en mieles orgánicas está prohibido el uso de antiobióticos y el uso preventivo de acaricidas.

Otro aspecto por tomar en cuenta es tener las colmenas con muy buenas reservas, porque está prohibido incentivar las mismas con azúcar o suplementos proteicos. Sólo en caso de riesgo de supervivencia y con una autorización de la certificadora, se podría alimentar, sólo con azúcar orgánica a las abejas.

El productor entrerriano contó que el grupo Islas del Delta cuenta con la primera sala flotante móvil del país y que tuvieron que trabajar juntamente con el Senasa para poder registrarla, pues no había normativas en ese momento para una sala de este tipo.

"Tanto la visita a los apiarios como la extracción de la miel la hacemos en dos barcos. Se navega entre 6 a 12 horas para llegar a los apiarios; una vez allí se arrima el barco-sala y se comienza con la recolección de alzas, que ingresan rápidamente a la embarcación, donde otro grupo de personas las extraen. A la par se ubica el otro barco que se utiliza cómo depósito de tambores."

La miel producida por el grupo es propia del pre-Delta entrerriano, una zona que se caracteriza por la abundancia de Caa-tay blanco (Polygonum acuminatum) y Caa-tay rojo (Poligonum ferruginium), plantas acuáticas cuya flor le da a la miel de las abejas un sabor distinto no invasivo, de alto valor proteico, bajo cociente entre glucosa/agua, bajo contenido de glucosa y alto de fructosa, factores que le dan una baja tendencia a la cristalización.

"Todo esto es importante a la hora de comercializar, ya que la miel líquida es la más requerida", dijo el productor.

Otegui destacó, además, que la totalidad de la miel producida por el grupo de productores (unos 140.000 kilos), se destina a la exportación a través de un broker. Los países destinatarios de la mayor parte de estas ventas son Canadá, Reino Unido y Francia. (La Nacion)

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