U

n empleado del Club Social fue imputado ayer por la Justicia del delito de Amenazas luego que se lo vinculara a una llamada anónima producida a la entidad en la cual se informaba de la colocación de un artefacto explosivo. Sin embargo el hombre en el descargo aseguró que se trató de una broma.
Una vez más la tensión se situó en el Club Social de Paraná. Fresco aún se encuentra el espantoso panorama en que quedó el salón principal y otras dependencias de la casa centenaria ubicada en la Peatonal luego que se produjera una explosión que destruyó puertas, ventanas, piso, mampostería, vidrios y otros objetos de valor, por lo que este nuevo hecho produjo malestar en la comunidad de la entidad.
Ayer, por segunda vez en 48 horas, personal policial y de Bomberos Zapadores fue convocado por la amenaza de una bomba.
A las 8.30 una ordenanza recibió la comunicación imponiendo de la novedad. “Un hombre dijo que habían colocado un artefacto explosivo”, informó la mujer a las autoridades del Club Social, por lo que rápidamente se dio aviso a la Policía. Los investigadores, presumiendo que se podría tratar de otra falsa alarma, más teniendo en cuenta de la existencia de custodia en la sede, avanzaron en la notificación. Sin embargo en esta oportunidad se comprobó que la llamada la efectuó un ordenanza del Club Social, que reconoció haber sido autor de la polémica acción.
Más allá de esto, los investigadores pretenden saber porqué utilizó la misma terminología para anunciar la supuesta colocación de un artefacto explosivo. Desde la Policía se comentó que insinuó lo mismo que el mensaje producido un día antes.
El hombre, de apellido Servín, es uno de los empleados más antiguos del lugar, pero pese a esto y atendiendo a su confianza y lealtad, a los policías les llamó la atención la liviandad con que tomó el hecho producido, aparentemente, de modo intencional que destruyó distintas dependencias de la entidad. Este aspecto fue cuidadosamente analizado y por ello se dispuso de parte del juez de Instrucción Héctor Toloy imputarlo por el delito de Amenazas. Además ordenó secuestrar el celular desde el que produjo las llamadas para analizar las comunicaciones efectuadas.
En cuanto a la investigación que busca conocer los móviles de la explosión en el salón principal, por el momento no hay ninguna hipótesis concreta. Sólo hay indicios que buscan reforzarse con testimonios o documentos.
Si bien desde la Policía se le dio crédito a la posibilidad que la explosión haya sido originada de modo intencional, aún restan llegar de Buenos Aires los estudios producidos sobre tierra y otros elementos que fueron tomados en el lugar.
No se descarta ninguna línea y en ese aspecto se busca dar fuerza a la posibilidad de que el hecho no tuvo una intencionalidad de robo, sino que podría estar relacionado con una cuestión interna. (UNO)