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No sólo eso va contra el rendimiento escolar, sino también lo que los docentes consideran como “excesiva carga horaria”: un alumno de sexto grado, si asiste al turno de la mañana, está en la escuela desde las 8 y hasta las 12; pero al año siguiente las exigencias son mayores, ya que en séptimo pasan de cuatro a seis horas de clase.

El Censo Escolar 2003 mostró que en la bisagra que constituye el pasaje del segundo al tercer ciclo —de sexto a séptimo— se produce una altísima tasa de abandono, ya que en esa etapa deja la escuela el 25 % de los que quedan afuera del sistema. Y en ese hecho cobran fuerza dos condicionantes: la necesidad de trabajar y la condición de pobreza de la familia, que en conjunto representan el 40 % de las motivaciones de deserción.

Otro relevamiento dio nuevas pautas: al observar qué sucedió con la población escolar que ingresó a la EGB III en 2000 y egresó en 2002, se concluye que de cada 100 alumnos sólo 85 son retenidos por el sistema, y 15 abandonan. Entre los años 2000 y 2002 en Entre Ríos el porcentaje de promoción de alumnos en EGB III disminuyó del 80 al 78 %; mientras que el abandono pasó del 2,51 % en 2000, al 7,34 % en 2001, en tanto que el porcentaje de abandono interanual creció del 7,23 % en 2000 al 9,48 % en 2002.

En cuanto a la repitencia, se ubica en un promedio del 10 %, y los valores más preocupantes se encuentran en el 8º año, con el 14 %, según una evaluación hecha en el CGE por la vocal gremial Amalia Homar.

En 7º año, donde la repitencia alcanzó promedios históricos del 2,5 %, desde 2000 trepó al 6 %, lo que estaría indicando la profundización del problema en un año que dejó de ser terminal para el sistema educativo, ya que la obligatoriedad se extiende, según la Ley Federal de Educación, hasta 9º año.

Esas y otras falencias del sistema se buscaron corregir a partir de la puesta en marcha del plan de Evaluación del Sistema Educativo Provincial, que el CGE lanzó en octubre en Villaguay, y que ya cuenta con un primer diagnóstico hecho por los propios docentes, y que permitirá dar los primeros esbozos respecto de qué camino deberían seguir los cambios a instrumentar en 2005 en la escuela en el nivel III de la EGB.

“La opinión de los docentes cierra una primera parte de la evaluación del sistema. Resta todavía que opinen padres y alumnos, aunque ya con esto nos permite tomar una serie de medidas en la EGB III”, señaló Roberto Matteoda, vocal del Consejo General de Educación (CGE).

El funcionario detalló a El Diario por dónde pasarían esas transformaciones, a saber:

• Se reafirma la figura del maestro y el trabajo en áreas en séptimo. Entre el 70 y el 80 % de los docentes de establecimientos de EGB III surge la reafirmación de la figura del maestro y el trabajo por áreas en séptimo, y se reafirma en el octavo y noveno el trabajo disciplinar y la figura del profesor. • Cobra fuerza la necesidad de dar respuesta a la demanda que plantea adecuar la normativa a la problemática de EGB III referida a la evaluación de los alumnos y a las inasistencias y a la regularidad.

• Se reafirma la identidad propia del tercer ciclo, no aislado de lo que es el primero y el segundo ciclo.

• Aparece la necesidad de articular los distintos ciclos, y surge la figura del coordinador interciclos, con la designación de un docente que coordine entre primero y segundo, y segundo y tercer ciclo, y el tercero con el nivel Polimodal.

• Plantean rever la “excesiva” carga horaria de los alumnos del tercer ciclo. • Se va disponer un sistema de permuta rápida y ágil entre los docentes para permitir la concentración horaria; hoy abundan los docentes “taxis” que reparten sus horas en distintos establecimientos.

• Se dictará una normativa para el alumno que sea específica de la EGB III de modo que se “tienda a resguardar la obligatoriedad del sistema, y la retención.