E
l gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, fue atacado hoy por un grupo de damnificados de las inundaciones que participaba de una marcha en reclamo de ayuda para las decenas de vecinos que a ocho meses de aquella tragedia aún no tienen dónde vivir.Obeid, que recién asumió en el cargo dos semanas atrás, fue recibido con insultos y atacado con una lluvia de palos y botellas de plástico que no llegaron a pegarle cuando salió del arzobispado de esta capital para escuchar al grupo que había ido a buscarlo.
El hecho ocurrió este mediodía, cuando los afectados por las inundaciones que comenzaron el 29 de abril pasado, hace ocho meses, marchaban por la plaza de Mayo en reclamo de ayuda y un grupo se enteró que Obeid mantenía una entrevista con el arzobispo José María Arancedo en sus oficinas.
Así, esa porción de manifestantes se desvió de la columna y buscó a Obeid en la puerta del Arzobispado, pero cuando el flamante mandatario salió a su encuentro lo insultaron y le arrojaron botellas de plástico, palos y otros pequeños objetos que sin embargo fueron a dar sobre las cabezas de los policías que lo custodiaban y algunos periodistas.
El gobernador, megáfono en mano, alcanzó a recordarles que sólo hacía "seis días hábiles" que estaba al frente de la administración, y prometió que "todas las escuelas" estarán en condiciones para la iniciación del ciclo lectivo y que los habitantes de Santa Fe tendrán energía eléctrica. Pero luego vino la agresión de parte de los damnificados hacia el mandatario.
Obeid no sufrió heridas, pero a las 14:15 debió retirarse del Arzobispado, ubicado entre las calles San Gerónimo y General Paz de esta capital, por una puerta lateral acompañado por sus custodios.
Ya antes de su protesta ante la sede del Arzobispado, el grueso de la manifestación de las personas que perdieron sus casas durante las inundaciones había llegado hasta la Casa de Gobierno, donde arrojaron polenta, yerba y bombas de estruendo, una de las cuales fue a parar al interior del hall de la sede del Ejecutivo.
Es que hace exactamente ocho meses, el río Salado inició su incontenible ingreso en la ciudad de Santa Fe y en pocas horas dejó a más de la mitad del casco urbano bajo el agua. Al menos 23 personas murieron a raíz de la inundación y otras miles debieron abandonar sus casas, muchas de las cuales quedaron destruídas.
Lo peor es que aún hoy un grupo de pobladores siguen evacuados y algunos de ellos viven en carpas para desierto que ya comenzaron a deteriorarse.
Las marchas de protesta se repitieron en los últimos meses porque los afectados afirman no haber recibido suficiente ayuda de parte de las autoridades provinciales.
Encima, hoy en La Rioja, el nuevo intendente, el radical Ricardo Quintela descubrió un depósito lleno de ropa, calzado, alimentos no perecederos correspondientes a donaciones reunidas en mayo pasado que iban a ser destinadas a los inundados de Santa Fe, pero que nunca fueron enviadas.