E
l radicalismo define su líder en la Cámara de Diputados.
La discusión agita al partido.El montielismo y el varisquismo diseñan la “resistencia”.
Estrategia a 11 días del recambio institucional.
Consciente de que las escasas 11 bancas que el partido logró conservar en la Legislatura se constituirán en uno de los pocos focos desde donde ejercer una oposición concreta al gobierno justicialista de Jorge Busti, el radicalismo entrerriano debate por estas horas dos cuestiones centrales: quién presidirá el bloque de Diputados y cómo articular un antagonismo eficaz al poder casi absoluto del próximo gobierno.
Aunque son dos los nombres que suenan con mayor insistencia para ocupar la conducción del bloque en la Cámara baja, Eduardo Solari y Fabián Rogel, existen arduas negociaciones por parte de algunos referentes del montielismo y el variquismo para ubicar en ese cargo a un hombre de sus filas. De allí que también se barajen en la Unión Cívica Radical (UCR) los nombres del actual ministro de Acción Social, Rubén Villaverde y el del concordiense Horacio Giorgio. Pero ambos cuentan con cierta resistencia relacionada con su identificación con el gobierno de Montiel.
Aunque Giogio, no pertenece al círculo montielista ni tampoco al varisquismo puro, sus chances de encabezar la oposición en Diputados se enfrentan a los mismos inconvenientes que comparte con Villaverde: haber sido funcionario del actual gobierno.
El director de Odontología de la Provincia tendría, a criterio de varios de sus pares, “cierta vulnerabilidad” a eventuales críticas que podrían hacerle en el recinto los legisladores justicialistas.
“Te imaginás las cosas que podrían llegar a decirle el diputado Emilio Castrillón o el Vasquito (Julio César) Aldaz”, a Giorgio o Villaverde cuando pidan la palabra para oponerse a algo”, le dijo una fuente del Frente Social a UNO.
Por esa razón especuló que la Presidencia del bloque de la UCR debería recaer “en aquel diputado que no se preste al escarnio o la burla, porque en todas las sesiones tendremos que soportar no sólo la verborragia del oficialismo, sino la cobertura de los medios afines, que después se harán un festín con lo que pase en el recinto”, agregó.
Sin embargo los diputados radicales tienen problemas más urgentes que resolver antes que preocuparse por lo que los medios de comunicación decidan difundir. Por caso, deben cerrar filas en torno de cómo estructurar la oposición. Vale decir, con qué nivel de cohesión los ochos diputados radicales más Lucy Grimalt de La Red podrán enfrentar la hegemonía justicialista.
Otro de los inconvenientes que ya parece vislumbrar la UCR es qué dirigente se impondrá como la “voz de la oposición”. En el montielismo y el variquismo existen referentes con ansias de llenar ese vacío, “antes que lo ocupe el Nuevo Espacio”.
Ocurre que en el nuevo esquema de las cámaras, el peronismo será absoluto protagonista, reservando un rol secundario para la oposición, que para colmo todo parece indicar que estará fragmentado entre los radicales y los seguidores de Emilio Martínez Garbino.
Una alianza parlamentaria entre ambas fuerzas no alcanzará para trabar las iniciativas del oficialismo, pero al menos permitirá que ciertas funciones de la minoría se lleven a cabo. Sin ir más lejos, cuando unos de los senadores pretenda elevar un simple proyecto de pedido de informes, tendrá que solicitar el acompañamiento del senador del Nuevo Espacio, pues para ese elemental trámite son necesarias tres firmas.
No obstante, los flamantes diputados radicales saben que antes de esbozar una arquitectura para “resistir al bustismo”, como pidió el diputado saliente Álvaro Guiffrey, tendrán que superar primero un crudo análisis de su situación. La tan mentada autocrítica pos elecciones que pese a que muchos piden, todavía espera.
FUENTE: DIARIO UNO (PORTADA)
