Los clientes de los bancos ya no quieren dólares "cara chica". Es porque cuando acuden a las financieras se encuentran con que operan con los modelos más modernos del billete de dólar y dejan de lado a los antiguos.
E
l bimonetarismo
de la economía argentina llegó a casos extremos en momentos en los que la brecha entre
el valor oficial del dólar y el que se consigue en el mercado
paralelo supera el 100%.
Y si bien esa distancia se viene acortando en los últimos días, y la moneda norteamericana pasó de superar los 180 pesos por unidad en las "cuevas" a acercarse a los 160 pesos esta semana, ese movimiento no alcanza para motivar a ahorristas y empresas a cambiar sus billetes de Ben Franklin (USD100) por la moneda nacional.
Aún resulta
difícil deshacerse de ahorros en dólares para hacer frente a un gasto en pesos
vendiendo esas divisas en un banco en lugar que en otra plaza.
Mientras que las entidades venden dólares a cerca de $139 por unidad, cuando sus clientes quieren venderlos pagan apenas $85 por unidad. La tentación de ir al mercado libre, al dólar MEP o de hacer operaciones directamente en moneda extranjera es muy grande: se paga en torno a $153 por unidad.
Dado este desarbitraje que hizo prácticamente desaparecer la oferta voluntaria de divisas en el mercado, ahora los bancos sufren un problema que hasta hace poco estaba reservado al mercado blue. Los clientes ya no quieren dólares "cara chica".
En el mercado cambiario informal que funciona en la City porteña existe desde hace años una diferenciación entre distintas emisiones del billete de dólar. En particular, las financieras y sus clientes tienden a preferir operar con los modelos más modernos del billete de dólar y dejar de lado a los antiguos.
En la jerga, los papeles discriminados son los que se imprimieron en los Estados Unidos hasta el año 1996, un diseño en el que la efigie de Benjamin Franklin del billete de USD100 aparece dentro de un marco ovalado y que, en términos de dimensiones, es más pequeño en comparación con las versiones impresas más tarde, de allí su nombre "cara chica".
Los ahorristas
que se acercan a las "cuevas" del microcentro porteño y el resto del
país a vender dólares "cabeza chica" se encuentran con que les
ofrecen hasta $5 menos de tipo de cambio, sólo porque esos billetes son
"difíciles de mover".
En operaciones inmobiliarias y otros pagos hechos en moneda extranjera, no es raro que una de las partes rechace recibir parte del pago en billetes de ese tipo.
Los bancos hoy se
están encontrando en el mismo dilema: las entidades financieras aseguran que
los propios clientes que se acercan con turno a la sucursal a retirar las divisas que han comprado bajo el cupo límite
de 200 dólares se niegan a recibir los "cara chica" y
exigen las impresiones más nuevas.
La discriminación
respecto a los billetes previos a 1996 ya generó que las casas de cambio
locales salgan a pedir ayuda a la embajada de los Estados Unidos para que
aclaren que son de curso legal y tan válidos como cualquier otro, algo que en
la representación diplomática resuelven muy fácilmente refiriendo a la página
web de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el banco central de ese país.
"Se advierte a los consumidores de todo el mundo que no es necesario cambiar los billetes de USD 100 del diseño anterior por los nuevos. Es la política del Gobierno de los EE.UU. que todos los diseños de la moneda de los EE.UU. sigan siendo moneda de curso legal, independientemente del momento de su emisión", anunció la Fed en 2013, la última vez que renovaron el diseño del billete.
Sin embargo,
persiste un rumor en el mercado acerca de que los bancos en Estados Unidos
dejarán de percibir eventualmente esos billetes porque cuentan con menores
medidas de seguridad que los nuevos. De ahí el origen del rechazo a los
"cara chica".
En la City los "arbolitos" toman los billetes viejos con descuentos de entre $2 y $5 pesos, y lo mismo hacen con los billetes de baja denominación, como los de 10, 20 y 50 dólares.
A simple vista, para saber si un billete de 100 dólares es viejo o nuevo hay que fijar la atención en la figura de Franklin. En los viejos, la cabeza del científico que descubrió la electricidad y fue uno de los padres fundadores de Estados Unidos está enmarcada en un óvalo. Por eso ese billete se conoce en la jerga de los arbolitos como "cabeza chica".
En cambio, la versión más reciente de los billetes estadounidenses es la que tiene una banda azul que lo atraviesa y la cara de Franklin aparece en primer plano, sin el óvalo. Ese es el billete llamado "cabeza grande", y la banda azul es una medida de seguridad adicional con la que se busca evitar las falsificaciones.
Además, en los nuevos billetes de 100 dólares lanzados en 2013 aparece una torre del Independence Hall en la que el reloj marca las 4:10, y una campana que cambia de color dentro del tintero.
La alternativa para hacerse de los billetes más nuevos es recurrir a los bancos, no para vender sino para depositar. Quienes tienen caja de ahorro en dólares pueden depositar los viejos billetes y unos días después volver a retirarlos, ya que el banco tiene la obligación de aceptar cualquier tipo de billete y en general cuando los reponen entregan billetes nuevos.
No es raro encontrar un banco que también rechaza recibirlos, pero en principio están obligados a hacerlo, indicó Infobae.