En Gobernador Mansilla Horacio Coccoz mantuvo aisladas en su casa a su esposa e hijas durante años. Un video captó a una de ellas suplicando que no la “toque” e intervino la Justicia. Al hombre le impusieron exclusión y restricciones.
U
na historia con ribetes de terror volvió a ser noticia en
Gobernador Mansilla, un pueblo del departamento Tala en Entre Ríos. Se trata de
la familia Coccoz, cuyo padre, Horacio, mantiene a su esposa, sus dos hijas y
su hijo en estado de aislamiento dentro del hogar desde unos 20 años.
Un video filmado por un vecino desde la vereda de enfrente
de la casa de dicha familia registró cómo una de las hijas grita desesperada “¡no
me toques, dejame de tocar!”. Ante la situación, otra vecina radicó una
denuncia en el área de violencia de género del Poder Judicial. Lo hizo virtualmente,
por internet, la modalidad implementada por los tribunales durante la
cuarentena.
La Justicia intervino en el caso y a Coccoz, de unos 78 años, le impusieron una orden de exclusión y otra de restricción respecto de su hogar, por lo que ya no está en la vivienda y tiene prohibido acercarse a su familia. La medida rige en principio por 90 días.
El video se viralizó en cuestión de horas y el municipio
local salió a dar una respuesta ante la indignación que se propagaba entre la
población. “La joven involucrada ya está siendo asistida y contenida. Para esto
han intervenido las autoridades de salud y las responsables de las áreas
mencionadas”, indica un parte de prensa oficial de la comuna de Mansilla.
Y agrega que “asimismo, como corresponde en estos casos, se
ha puesto en conocimiento de manera inmediata al Juzgado Local, Defensoría,
Fiscalía de Rosario del Tala y Superior Tribunal de Justicia de la provincia.
Estas dependencias ya están tomando las medidas correspondientes frente a este
tipo de situaciones”.
Además, se supo que la titular del Consejo Provincial contra la Trata de Personas de la provincia, Silvina Calveyra, tomó contacto con allegados a la familia y también sumó su área al caso.
Antecedente
Quizás lo más llamativo e intrigante del caso de Mansilla es
que la situación de la familia Coccoz ya había tomado estado público y masivo a
través de los medios de comunicación, por lo que sorprende que el estado de
aislamiento –y tal vez de sometimiento, según resulte de la investigación recién
iniciada- en que aún persistía el clan.
En 2012 una de las hijas de Horacio Coccoz, Cintia, entonces de 26 años, se escapó de la vivienda resuelta a no volver más e iniciar una nueva vida. Quienes conocen de cerca el caso suponen que es ella la mujer captada a los gritos en el video filmado este jueves por la noche.
Aquella vez la primera interviniente fue la jueza de Paz de Mansilla, Eldel Marilin Solda, y luego se dio una suerte de ‘pasamanos’ del caso: Cintia pasó al Hospital Nuestra Señora del Carmen, después intervino el Juzgado Civil y Comercial de Rosario del Tala, la Municipalidad de Mansilla, el Hospital Psiquiátrico Liners de Rosario del Tala, y hasta el Hospital Escuela de Salud Mental de Paraná.
En ese momento la historia se conoció a partir de una crónica de El Diario que dio cuenta de la situación de la joven y reveló la terrible trama que subyacía al caso desde hacía años.
Según aquella publicación, Coccoz sufrió la cárcel durante la dictadura cívico-militar y Javier, uno de sus hermanos, integrante del comando de inteligencia del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), integra la lista de desaparecidos. Una hipótesis de la “historia de terror” de Mansilla es que Coccoz aisló a su familia como resultado del trauma que le habría quedado de la prisión en dictadura.
El aislamiento de su familia habría iniciado en 1999. Hizo
abandonar los estudios a sus dos hijas y su hijo - sólo la hija mayor consiguió
concluir el secundario- y sólo él salía de la vivienda. El escape de Cintia, que
es la hija menor, en 2012, fue fuertemente resistido por Coccoz.
Según la crónica de El Diario, “se enojó mucho por esta situación -confesó una fuente que está siguiendo de cerca el caso-. El argumenta que no se lo respeta, que cada uno tiene el estilo de vida que quiere, que ellos eligieron el suyo. Dice que los demás no respetamos su modo de vida. Y que ellos saben por qué viven así. Cuando le preguntaron por que habían elegido vivir así, se enojó, y dijo que no entendía por qué los demás querían imponerles un estilo de vida”.
Repudio
La indignación que acompañó al redescubrimiento de la
terrible situación de la familia de Coccoz trascendió los límites de Mansilla.
En Gualeguay, departamento lindante con Tala, la Multisectorial de Mujeres
apuntó a las responsabilidades de los poderes públicos.
"La menor de ellas (por las hijas) estuvo internada en el Hospital San Antonio de nuestra ciudad, y a pesar del pedido de la profesional de la salud de ese momento de seguir con la internación dada la complejidad de la situación, el juez de familia de Gualeguay de ese momento rechazó ese pedido, enviando a la joven nuevamente a la casa con su victimario. En estas circunstancias, podemos vislumbrar cuál es la importancia que los jueces y otros integrantes del poder judicial le dan a estos casos", expresaron en un documento.
De Coccoz dijeron que "ha sabido manipular de manera muy calculadora la situación para llegar a esta altura, destruyendo la vida de sus propias hijas", pero advirtieron que "la impunidad de este hombre, que ha hecho lo que ha querido tantos años, es porque se lo permitieron. Hartas estamos de esta inoperancia, de la desidia, de la indiferencia, del abandono del Poder Judicial".