Es una posibilidad que ahora analiza el Ministerio de Educación de la Nación. Si bien no hay confirmación oficial, ningún funcionario aventura una fecha para la apertura de las escuelas, pero por lo bajo hablan de retomar en julio.
C
on abril descartado, aún ningún funcionario se anima a aventurarse sobre una fecha estimada para la apertura de las escuelas en este contexto de epidemia del nuevo coronavirus. Sin embargo, la posibilidad concreta de que las clases presenciales se retomen después de las vacaciones de invierno comienza a naturalizarse cada vez con más fuerza entre quienes toman las decisiones de políticas educativas.
De acuerdo al ciclo lectivo vigente, con una duración de dos semanas, el receso invernal está pautado en tres fechas distintas: en algunas provincias comenzaría el 6 de julio, en otras el 13 de julio y, en la mayoría, entre ellas la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, el 20 de ese mes.
Ya es público que el mismo Alberto Ferández afirma que las clases presenciales serán “lo último” que se retome, lo que da a entender que otras actividades se irán habilitando progresivamente antes que el regreso a las aulas, publicó el diario La Nación.
Nadie lo dice, pero por lo bajo lo reconocen: “Si la cuarentena se extiende en mayo, se podrían adelantar las vacaciones de invierno y retomar en julio, con la tranquilidad de que lo peor del coronavirus ya pasó”, dice un ministro de Educación provincial, que quiere llevar su propuesta al Consejo Federal de Educación.
Los funcionarios son muy cuidadosos y prefieren no afirmarlo en público. Están de acuerdo en que un anuncio así sería contraproducente y alteraría la tensa calma con que las familias atraviesan la cuarentena. Pero saben que esa posibilidad está cada vez más cerca.
Incluso, cayó muy mal en varios ámbitos educativos que la Universidad de Buenos Aires (UBA) anunciara tempranamente, y de modo inconsulto con el resto de la comunidad universitaria, la suspensión de las clases y que el nuevo ciclo lectivo comenzaría en junio y culminaría en marzo, con un receso entre mediados de diciembre y enero. En definitiva, nadie se quiere adelantar.
“La UBA estableció un cronograma académico que hay que ver si puede cumplir”, dijo el ministro de Educación, Nicolás Trotta al diario La Nación.
“Esto es día a día”, aclara Trotta. Y agrega: “No sabemos cuándo podremos volver a clases. Se pueden recuperar los días, lo que no podemos permitir es tener el costo de vida como han tenido otros países”.
Trotta muestra ejemplos del extranjero que van en ese sentido: “Hago videoconferencias con ministros de otros países y tampoco lo saben. Hablé con la ministra de Educación de España y no tienen ni siquiera una fecha aproximada”, sentenció.