De las 10 capitales provinciales que administraba al comienzo de este año, por ahora le quedan tres. Una de las perdidas es la entrerriana Paraná, donde Sergio Varisco fue derrotado por 16 mil votos por el peronista Adán Bahl.
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esde el regreso de la democracia, la fuerza territorial ha sido uno de los principales activos del radicalismo, pero 2019 terminará con un balance negativo, a partir de sucesivas derrotas que hicieron reducir su representación en todo el país.
De las 10 capitales provinciales que administraba al comienzo de este año, por ahora logró retener tres ?solo puso dos en juego, ya que en Corrientes no hay elecciones este año? y la última incógnita se conocerá el 27 de octubre con los comicios en la ciudad de Río Gallegos, donde gobierna Roberto Giubetich.
Uno de los principales golpes fue la derrota en Paraná, la capital de Entre Ríos. El 9 de junio el actual vicegobernador de la provincia, Adán Bahl (PJ), le arrebató la intendencia al radical Sergio Varisco. El peronista cosechó 70.310 votos, contra 54.581 del presidente municipal ahora saliente.
Bastiones perdidos
Córdoba capital, la ciudad de Ramón Mestre, quedó en manos del justicialismo por la interna dentro de Cambiemos, que los hizo perder no solo la comuna sino también a nivel provincial.
También significó un fuerte impacto la pérdida de Santa Fe, donde tenía el control desde 2007 en acuerdo con el socialismo primero y con el PRO después.
Otra dura caída fue la ciudad de Neuquén, con administraciones radicales durante casi 20 años. La instancia más reciente fue el último domingo en Viedma, Río Negro, con la derrota del radical Mario De Rege, que buscaba continuar la gestión del fallecido Víctor Foulkes. Finalmente quedó en manos del vicegobernador saliente, Pedro Pesatti.
El radicalismo encontró en las intendencias la manera de canalizar su poder en el territorio, con una interesante representación en las capitales que podría traducirse en un significativo caudal de votantes. Sin embargo, los cálculos que terminarán de cerrarse después de los próximos comicios de octubre indican que la UCR se quedará con menos de 400 jefaturas comunales, luego de haber alcanzado en los ‘80 más de 600 intendencias, que fueron mermando al ritmo de las sucesivas crisis que atravesó el partido.
Raúl “Chuli” Jorge, el reelecto intendente de San Salvador de Jujuy que aspira a completar 16 años de gestión en la capital provincial, integrará junto a Ulpiano Suárez, de Mendoza, y a Eduardo Tassano, de Corrientes, el trío de jefes comunales de capitales provinciales que lograron sobrevivir a la debacle de Juntos por el Cambio.
Precisamente, son las mismas provincias en las que el radicalismo logró mantener el control con la reelección de Gerardo Morales en Jujuy, el triunfo de Rodolfo Suárez en Mendoza para suceder a Alfredo Cornejo y la continuidad de la gestión de Gustavo Valdés en Corrientes, que no tuvo elecciones este año.
Desde la conducción nacional ya se anticiparon a aclarar que es factible medir la representación territorial a partir de la cantidad de bancas legislativas, atentos a la obligada reorganización que deberá encarar Juntos por el Cambio si deja de ser oficialismo a partir de diciembre.
De
repetirse el resultado de las PASO, el radicalismo prácticamente mantendrá la
representación en Diputados ?unas 45 bancas? e incluso sumará algunos
senadores, que hará valer al momento de las negociaciones con un PRO que
necesariamente perderá influencia en el Congreso.