U
na vez más, el triángulo corrupto entre barras bravas, políticos y narcotraficantes quedó expuesto de la manera más descarnada.
La semana pasada, el Tribunal Oral Federal de Entre Ríos condenó a un funcionarios de la Municipalidad de Paraná, a un hincha del club Patronato y a otros ocho integrantes de una organización mafiosa por traficar 250 kilos de marihuana proveniente de Paraguay. La mercadería ingresaba al país desde Itatí, la localidad correntina fronteriza con ese país.
Las escuchas telefónicas revelaron también la supuesta relación entre dirigentes de ese club, que se desempeña en la primera división del fútbol argentino, y la histórica Barra Fuerte de Patronato en la reventa de entradas y otros presuntos negocios turbios que hasta ahora no fueron investigados.
En los dos últimos años, los habitantes de Paraná tuvieron que leer en las noticias que las principales autoridades de ese municipio, votadas para administrar a la capital entrerriana, estaban vinculadas a traficantes de estupefacientes.
El propio intendente de Paraná Sergio Varisco, parte de Cambiemos, su ahora ex subsecretaria de Seguridad, Griselda Bordeira, el agente de tránsito Alan Nicolás Viola y el concejal Héctor Pablo Hernández deberán afrontar un juicio acusados de financiar la compra de cocaína para una banda que distribuía drogas en la provincia.
También se descubrió que parte de la venta ilegal de esa droga habría sido utilizada por Varisco – que se declara inocente – para financiar la campaña política que lo catapultó al cargo que aún ocupa desde diciembre de 2015. Por esos delitos podrían recibir hasta 20 años de prisión.
¿Una narco intendencia?
Mientras el intendente Varisco espera su propio juicio oral, otro de sus colaboradores en la municipalidad, Carlos Bernini, director del área de Arquitectura, nombrado por él mismo, fue condenado por el Tribunal Oral Federal de Paraná –el mismo que lo juzgará a él- por integrar la banda dedicada al narcotráfico junto a barras de Patronato y hasta un ex policía correntino.
Bernini –quien ya estaba detenido- deberá pasar los próximos cuatro años tras las rejas.
La investigación, que terminó con condenas que van de los tres a siete años y seis meses de prisión para los imputados y el decomiso de los bienes –autos, medio millón de pesos, armas y casas- se originó a partir de una investigación en la ciudad entrerriana de Nogoyá.
En el debate oral quedó claro también que Ceola le compraba la droga que luego traficaría a los hermanos Esteban y Héctor Viggiano. Estos, a su vez, eran abastecidos desde la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá por Sergio Molina. Este último, según se corroboró, contaba con la colaboración del ex policía correntino Juan de la Cruz Moreno para el transporte de droga que desde Corrientes recalaba en Paraná.
Las tareas de inteligencia demostraron que Diego Orcellet, un hombre, que se hacía pasar por comerciante, traficaba estupefacientes –marihuana y cocaína- junto a su pareja, Solange Romero. También se estableció que Cesia Romero -hermana de Solange- y otra integrante de la banda, Emilse Godoy, se encargaban de la venta al menudeo de las drogas, siempre dentro de los límites de Nogoyá.
Siguiendo ese hilo conductor, los investigadores establecieron a través de escuchas que Orcellet se abastecía a través de una persona radicada en Paraná.
Era nada más ni nada menos que el reconocido barra brava de Patronato Hugo Ceola, un hombre con vínculos no solo dentro de la dirigencia del club, sinotambién en la intendencia de Paraná.
El barra, además, tenía su propio grupo dedicado a la comercialización de marihuana. Estaba integrado por Bernini, el titular del Área Arquitectura de la Municipalidad.
En el debate oral quedó claro que esta banda actuaba de manera independiente a la que también desde la intendencia de Paraná tendría como miembro destacado al intendente Varisco.
Los operativos que terminaron con el funcionario en prisión comenzaron con los operativos del 7 y 8 de marzo de 2017, fecha en que fue decomisado el cargamento de 250 kilos de marihuana en territorio entrerriano.
Arrepentido
Las escuchas telefónicas fueron claves para demostrar la vinculación entre el director de Arquitectura de la municipalidad y el barrabrava de Patronato. Gracias a las intervenciones quedaron expuestos los movimientos, los diálogos y los acuerdos entre los integrantes de la estructura mafiosa. Fue así como se descubrió que el barra Ceola tenía como mano derecha a Carlos Bernini.
Pero hay más. También se estableció que Sergio Alberto Pross, empleado de Bernini en la municipalidad de Paraná, colaboraba con la tarea del reparto de marihuana en los distintos bunkers y casas para ser vendida al menudeo.
Fue relevante para los jueces observar las pruebas que demostraban que cuando Orcellet –uno de los principales distribuidores junto a su mujer Solange- llamaba a Ceola para pedirle droga. Casi en forma inmediata este se contactaba con el director de Arquitectura quien a su vez llamaba a Pross, que sería el que guardaba la marihuana a distribuir.
Por último, los cruces telefónicos entre el barrabrava de Patronato y su banda llevaron a los investigadores a establecer vínculos entre Ceola y Gustavo Barrientos, líder de la Barra Fuerte de Patronato, que en la actualidad está preso por un doble homicidio.
Sobre este punto las grabaciones no tienen desperdicio. Los capos de la barra de Patronato no hablan de narcotráfico sino de otro actividad ilegal al parecer tan rentable como este: los negocios en los partidos de Patronato, la reventa de entradas que les daba la dirigencia del club y sobre las banderas y demás elementos para ingresar a la tribuna.
Según pudo saber Infobae, esta presunta relación espuria entre los líderes de la barra y la dirigencia de Patronato ya estaba en conocimiento de la justicia entrerriana –primero la provincial y después la federal- desde 2014, pero al parecer los detalles quedaron olvidados en un cajón.
El juicio oral en el que fue condenado el funcionario municipal, el barra brava, el ex policía y sus colaboradores estableció que la droga que recibía Ceola se distribuía entre los grupos narcos que azotan los barrios más humildes de Nogoyá y Paraná.
El golpe de gracia que recibe de la banda, sin embargo, lo atesta un jugador insospechado.
Oriundo de la localidad entrerriana de San José de Feliciano y vinculado directamente a la intendenta de esa localidad, el hombre, ligado a los envíos de droga, declaró en el juicio en calidad de imputado arrepentido.
Contó que su contacto en Itatí era el ex policía Molina y que este "coordinaba" con los jefes de la organización la entrega de la marihuana que ingresaba desde Paraguay y que terminaba en los bunkers entrerrianos bajo la dirección de los funcionarios municipales.
Hay una cita para ilustrar este caso. Es de Francesco Forgione, el sociólogo italiano y presidente de la Comisión Parlamentaria Antimafia de ese país. Forgione aseguró: "La mafia es mafia por su relación con el poder".
Fuente: Infobae.
