Las familias resolvieron seguir ocupando 160 viviendas en barrio San Isidro y cuestionaron al intendente Lauritto que judicializó la situación. Mientras, en un asentamiento una familia espera aún un hogar. Dos caras de un drama social.
E
n la tarde de este martes se reunieron todas las familias que se encuentran ocupando parte del complejo 160 Viviendas ubicadas en barrio San Isidro de Concepción del Uruguay y resolvieron continuar con la ocupación del espacio a la espera de respuestas oficiales a sus reclamos. La medida se ratificó con un fuerte mensaje contra el intendente José Lauritto, al que hacen responsable por la no entrega de viviendas.
A penas inició el conflicto, el jefe comunal se presentó en la justicia y pidió el desalojo de las familias que usurparon las viviendas. Actualmente, la justicia tiene imputados a dos referentes del grupo que está desde este lunes ocupando viviendas que aún no están terminadas.
Al ser consultado por los medios, el intendente apuntó al ministro del Interior de la Nación, Rogelio Frigerio, por haber prometido entregar unidades habitacionales y no haber cumplido. "Las promesas no las hice yo, las hicieron Macri y Frigerio”, sostuvo.
Los manifestantes apuntan al intendente.
Una familia que espera salir de un asentamiento
Pero a la par de este conflicto, surgen otras historias que muestran el drama que deben pasar familias para salir adjudicados con una casa. Es el caso de una pareja y sus dos pequeños hijos, que son los únicos que quedan en lo que fuera el asentamiento Tavella, ubicado en otro punto de La Histórica. Se trata de Rocío Ramírez y Exequiel Domínguez y sus hijos de 4 y 5 años, que aún viven en el asentamiento.
La precaria vivienda de este grupo familiar es la única que queda en pie en el lugar y aún esperan salir adjudicados en algún programa nacional, provincial o municipal. Por el momento, sólo recibieron la promesa de autoridades municipales de que se los visitaría y se vería la manera de encontrar una solución a su situación.
La familia que espera una casa.
“Hay gente que venía solo cuando había censo, ya que le avisaban. Llegaban, se sentaban en el rancho y luego de que los censaban, se iban de nuevo. Otros ya habían sido adjudicados en el 134 Viviendas y las vendieron, pero ahora les dieron de nuevo casa. No puede ser que no haya un control. Es injusto y esperamos se nos escuche. Nos quedamos solos como pueden ver. Sin luz, entre los restos de las casillas y como se removió todo, hay cualquier cantidad de bichos y ratas dando vuelta. Estamos con dos criaturas y no podemos seguir así. Da bronca y mucho más cuando hay gente que se queja por las casas que les dieron o no las cuidan, como un vecino que ya llevó su chancho y las gallinas y las metió adentro”, dijo la joven madre al portal 03442.