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as cervezas artesanales son el boom del momento. No sólo implican un atractivo producto para mejorar la oferta turística sino que también han logrado adentrarse en el consumo cotidiano de los argentinos. En Entre Ríos existen algunas marcas que se destacan. Y entre ellas, la Eisenbrücke, que se elabora en la localidad de Gobernador Mansilla, ha logrado los mejores premios y reconocimientos tanto a nivel nacional como internacional y se posiciona como una de las favoritas del mercado. Es un producto artesanal y familiar pero no por eso ha menguado su calidad. Por el contrario, en sus seis variedades, la Eisenbrücke es una bebida refinada en cuanto sabor, aroma y colores que puede satisfacer a los paladares más exigentes. El mentor de esta bebida es Hernán Klos, un mansillense que cinco días a la semana vive en Buenos Aires y luego regresa a su pueblo natal, en el departamento Tala, para dedicarse de lleno, junto con su familia, a este emprendimiento. “Empecé a elaborar cerveza como un hobby, hace años, hace 11 años. Luego, se me ocurrió probar hacer más cantidad”, relata Klos según publicó El Diario. De a poco se fue haciendo conocido en la zona. Empezó participando de una fiesta en su pueblo y luego en otras localidades vecinas, como Santa Anita, Urdinarrain o Aldea San Antonio. “Vimos que el producto gustaba, lo fuimos mejorando haciendo otras recetas para lograr otros estilos, de apoco se fue aceptando”, recordó. Más adelante, él y su familia se animaron a envasar en botellas y eso les abrió nuevos mercados, como Buenos Aires o Córdoba. Tuvieron nuevas y tentadoras oportunidades para vender y la cerveza mansillense se fue haciendo conocida de apoco. Actualmente, producen 4.000 litros por mes que resultan insuficientes para satisfacer la demanda, incluso en la temporada de invierno. “Tenemos una amplia gama de sabores y estilos. Hacemos cervezas tipo alemanas y belgas, y una imperial stout que es muy parecida a las cervezas inglesas. Tenemos cervezas para todos los gustos, aromáticas, más alcohólicas, negras intensas. Cada uno de la familia se encarga de algún proceso, cocción, envasar, etiquetar, en fin, es un trabajo realmente artesanal”, resaltó. Pero la exquisitez de esta cerveza no se logró de un día para el otro. Hubo muchos intentos previos. “Investigué cómo era la forma de hacer la cerveza, supe cuáles eran los ingredientes que necesitaba pero no tenía idea del proceso. Igual me mandé a hacer, pero primero no me salió porque hice mal el proceso, investigué un poco más, busqué en internet. Fui armando un proceso de acuerdo a lo que interpretaba. La segunda vez fue saliendo algo más parecido a lo que debía ser una cerveza y así de a poco nos fuimos perfeccionando. A los dos o tres años tuve la oportunidad de hacer un curso y fui canalizando algunas dudas que tenía. Así me fui mejorando. Como todo fue prueba y error”, razonó Hernán. Actualmente, producen seis variedades de cerveza, de tipo alemán, belga, irlandés o inglés, con estilos rubios más suaves, otros más fuertes, con diferentes complejidades, aromas, sabores y también graduación alcohólica. “Se le agregan especias a la cocción lo que le da una complejidad aromática y también de sabor, como vainilla, canela, cacao, con todo eso se puede jugar”, explicó el cervecero. Por ejemplo, entre sus variedades está Imperial Stout que es una cerveza negra, muy intensa, con mucho tostado, con 10º y 11º de alcohol. Ese producto mansillense obtuvo la Medalla de Oro en 2012 en un certamen sudamericano, y también ha sido elegida como la mejor cerveza artesanal de la Argentina en la Feria Caminos y Sabores. Eisenbrück, la marca de la cerveza artesanal que Hernán Klos elabora en Gobernador Mansilla, es un vocablo alemán que significa “puente de acero” o “puente de hierro”. Y la elección de esa denominación no es azarosa sino que muy representativa de la localidad. Sobre el Arroyo Clé, en las afueras del pueblo, se extiende el más que centenario puente que se lo conoce como Puente de Fierro y es todo un símbolo para la región. Es un puente de una sola trocha que, por su estructura y antigüedad, ya debería ser reemplazado. Sin embargo, la constante lucha de los vecinos ha logrado preservar lo que consideran su monumento más preciado. Actualmente, un camino alternativo desvía el tránsito pesado y protege al puente. La birra casera Pocos saben que el boom en que se convirtió la fabricación artesanal de cerveza tuvo su punto de arranque en el interior del país. Los conocedores de esta subcultura, aseguran que fue Leo Ferrari, un ingeniero químico de Mar del Plata que había recibido de regalo un kit para fabricar la bebida, el que comenzó en 1994 a hacer rodar la rueda. Esa experiencia, que se llamó Antares, tuvo diversos repliques, muchos de ellos en el sur. En 1997, arrancó Blest, en El Bolsón; se le agregó Berlina, en 2004 y, hoy día, de hecho, en Bariloche, la cerveza artesanal en tan representativa como el chocolate en rama. La Plata es otro polo, al igual que Buenos Aires, naturalmente. Córdoba y Rosario, no le van en saga. En la región, Santa Fe está un paso adelante que Paraná, pero los cerveceros de uno y otro lado del río mantienen fluida relación. Todos comparten que el criterio para evaluar una cerveza debe basarse en el aroma, color y sabor, la textura y el cuerpo, y la impresión que causa.