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urante la celebración de la reciente Copa Mundial, que se disputó en Corea del Sur y finalizó con el triunfo de Inglaterra ante Venezuela el pasado 11 de junio, se dio a conocer la posibilidad de presentar una candidatura para acoger la celebración del Mundial de fútbol de 2030. Se trata de la de Corea del Sur, que podría contar con la colaboración de otros países como sus vecinos del Norte o China. Sería la tercera candidatura firme para el mundial que se disputará tras el de Rusia 2018, Catar 2022 y el de 2026, que de momento solamente cuenta con el interés confirmado de Canadá, Estados Unidos y México (que se presentan de manera conjunta), aunque también se habla de otros candidatos como Marruecos, Argelia y Colombia. La primera candidatura, y en principio la más firme, que se presentó para ser la sede del Mundial 2030 fue la de Argentina y Uruguay. Los uruguayos mostraron interés desde el principio con la iniciativa Centenario 2030, puesto que ese año se cumplirán 100 del primer Campeonato Mundial de Fútbol que se jugó precisamente en Uruguay. Argentina, que recordemos disputó aquella famosa final en Montevideo que terminó 4-2 para los locales, se unió rápidamente a la idea de convertirse en anfitriones de este importantísimo acontecimiento, algo que sin duda sería especialmente beneficioso para Entre Ríos por la proximidad con los charrúas. La buena sintonía entre Argentina y Uruguay, expresada también en otro tipo de colaboraciones recientes, se concretó a finales de 2016 con la Iniciativa Mundial Argentina-Uruguay 2030. La alianza con los uruguayos en esta misión parece todo un acierto. La Celeste no sólo cuenta con la historia a favor, puesto que sería bastante lógico repetir sede 100 años después del primer mundial, sino que el país está haciendo bastantes esfuerzos para volver a convertirse en un referente tanto a nivel turístico como en la celebración de grandes eventos deportivos en Sudamérica. El ejemplo más reciente es la incorporación de la ciudad balneario de Punta del Este al PokerStars Festival, uniéndose así a lugares como Londres, Nueva Jersey o Manila en la celebración de este prestigioso campeonato mundial. Además, independientemente de las cuestiones logísticas y de organización, la unión entre Argentina y Uruguay sería una buena muestra de cómo han mejorado las cosas desde aquella final de 1930. La candidatura de Corea del Sur, que apela al mundial como una manera de ofrecer estabilidad y armonía a la zona, supone una importante amenaza a las aspiraciones de Argentina y Uruguay. Sin embargo, es una amenaza relativa, puesto que se espera que la FIFA tenga en cuenta no solo las cuestiones históricas sino también el hecho de que Corea fue, junto a Japón, sede del mundial hace apenas cuatro ediciones (2002). Uruguay no ha vuelto a serlo desde 1930 y Argentina solamente lo fue en 1978. Por el momento, el tercero en discordia es Inglaterra, que también dio a conocer su candidatura recientemente y cuenta con el apoyo público del nuevo presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin. Éste seguramente sea un rival mayor que Corea. Inglaterra, que fue sede del Mundial en 1966, cuenta con la ventaja de tener la infraestructura y la experiencia de haber sido sede olímpica en 2012. Además, Inglaterra 2030 supondría la vuelta a Europa del Mundial 24 años después del Alemania 2006. Habrá que confiar en el peso de Uruguay con el Centenario y ver si se presenta alguien más antes de la adjudicación definitiva.