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a madre superiora del convento de Carmelitas Descalzas de Nogoyá, Luisa Toledo, concurrió este miércoles a las 17 a los tribunales de esa ciudad acompañada de sus abogados, pero se negó a declarar ante el fiscal Federico Uriburu, como estaba previsto. María Isabel, por su nombre de religiosa, estuvo más de cuatro horas en el edificio tribunalicio junto a otra hermana de su congregación. Los abogados defensores Guillermo Vartorelli y Miguel Angel Cullen leyeron la documentación obrante en la causa y anunciaron a Uriburu que este martes presentaron un escrito ante la Justicia Federal de Paraná, solicitando que el caso sea llevado adelante por el juez Leandro Ríos. Ahora, la decisión tendrá que adoptarla este juez y, si la rechaza, los letrados podrán apelar la instancia ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, según informó el portal Análisis Digital. En tanto, cerca de las 21 de este miércoles, el juez de Garantías y de Transición Gustavo Acosta decidió el inmediato apartamiento de la madre superiora del convento de Nogoyá, haciendo lugar al planteo del fiscal Uriburu. No se decidió aún a qué lugar irá Toledo, lo que tendrá que ser resuelto entre arzobispo de Paraná monseñor Juan Alberto Puíggari y la Nunciatura Apostólica Argentina que lidera el suizo Emil Paul Tscherrig. La madre superiora no podría ser enviada, como destino alternativo, al convento de Concordia. También se le prohíbe todo contacto con carmelitas actuales, con familiares de éstas y con ex religiosas del convento de Nogoyá. Uriburu dijo que el motivo del apartamiento de María Isabel es para avanzar con la investigación judicial, ya que permitirá que tanto las carmelitas descalzas del lugar como las religiosas que la secundan puedan expresarse con libertad e independencia, a la hora de ser convocadas para testimoniar. Cabe recordar que la religiosa está imputada por privación ilegítima de la libertad, tras una denuncia realizada por una investigación periodística de la revista Análisis, en la que dos ex carmelitas descalzas confirmaron el uso de cilicios, látigos, mordazas y el padecimiento de humillaciones y mortificaciones en el lugar. Además, ratificaron las vivencias traumáticas dentro del convento durante el período en que se hizo cargo María Isabel, quien hace diez años es la principal responsable del lugar.