E
l titular de la Pastoral Social y ahora ex obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, quien días atrás fue designado arzobispo coadjutor de San Juan de Cuyo, criticó la gestión del gobierno kirchnerista en materia de lucha contra el tráfico de drogas. En una entrevista, consideró que todavía se está a tiempo de revertir el problema y fue prudente a la hora de opinar sobre el plan antinarco que días atrás anunció el Gobierno. Las consideraciones de Lozano cobran ahora cierta relevancia dado que, al momento de lanzar el plan "Argentina sin narcotráfico", el presidente Mauricio Macri señaló al titular de la Pastoral Social como el primer impulsor de esta iniciativa. Es que, convocados por Lozano, en 2013 dirigentes de buena parte del arco político firmaron un compromiso para implementar políticas públicas contra este problema en el ámbito nacional. "Aquellos lineamientos acordados el 19 de diciembre de 2013 fueron muy importantes y han sido el resultado de un trabajo participativo. Hubo un primer borrador que circuló y al cual le hicieron aportes, correcciones, compromisos…", recordó el prelado. Sobre la mención del presidente a aquel encuentro, expresó: "Yo lo evalúo como que más que un reconocimiento a la Pastoral Social, lo es también a los referentes de los partidos políticos que participaron". "La eficacia habrá que medirla con el tiempo y los resultados", opinó, consultado por Clarín acerca de los resultados que pudiera tener la iniciativa oficialista. "Es un buen signo que se hayan reunido para su lanzamiento a los Gobernadores, el Poder Judicial, parlamentarios, funcionarios…", añadió. Cuando se le preguntó por la actuación del gobierno kirchnerista en este aspecto, Lozano dijo que "varios funcionarios (no todos, pero sí los de mayor relevancia) de la gestión anterior negaban el problema o lo minimizaban", y recordó que en más de una oportunidad la Iglesia lo ha señalado. Para el arzobispo coadjutor de San Juan, "las redes del crimen organizado (narcotráfico, trata de personas, tráfico de armas) han crecido y se han enquistado, en algunos lugares desplazando al Estado o supliendo su ausencia y abandono". Por eso, calcula que resolverlo "cada vez va a implicar más tiempo y más sangre inocente", pero confía en que "todavía se está a tiempo".