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a Academia Nacional de Medicina acaba de dar a conocer un comunicado en el que manifiesta su preocupación por un proyecto que propone reformar la ley de genéricos (25.649) para que toda prescripción médica se efectúe sólo con el nombre genérico del medicamento y que, en el caso de no cumplir con esta obligación, carezca de validez. De ese modo, no podrían ser abonadas por las obras sociales, las prepagas y los organismos del Estado. El documento destaca que de esta forma se desconoce la opinión del médico, único responsable ante la ley del tratamiento de sus pacientes, y se pasa por alto que la farmacia puede estar atendida por personal no profesional. Según indica el sitio parlamentario.com, el proyecto fue presentado por la diputada nacional Carolina Gaillard (FPV-Entre Ríos). Integrante de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, Gaillard expresó que "este proyecto promueve eliminar el abuso de los laboratorios farmacéuticos y dar un marco de contención a quienes día a día padecen aumentos arbitrarios de las marcas comerciales". De este modo, propone modificar los artículos 2 y 3 de la ley 25.649, que actualmente obliga a la prescripción por el genérico, pero deja abierta la puerta para que los médicos sugieran una marca. "Queremos que los ciudadanos elijan libremente qué marca comprar y que ésta no sea impuesta por el lobby publicitario de los laboratorios", afirmó. El proyecto fue acompañado por los diputados nacionales Juliana Di Tullio, Diana Conti, María Emilia Soria, Lucila De Ponti, Araceli Ferreyra, Lautaro Gervasoni, Jorge Barreto, Julio Solanas, Juan Manuel Huss, Eduardo Seminara y Juan Manuel Pedrini. Consultado el académico Juan Antonio Mazzei, subrayó: "Como es sabido, en la Argentina no hay «ley de genéricos», sino sólo de «prescripción por nombre genérico». Para que haya medicamentos genéricos se requiere que caiga la patente y se presenten estudios de biodisponibilidad y bioequivalencia, que en el país no son exigibles. Si este proyecto prospera, ¿quién va a recetar? ¿El paciente? ¿El farmacéutico?". "Está bien establecido que entre tres remedios con la misma sustancia activa muchas veces hay uno de más calidad -coincidió la doctora Mercedes Weissenbacher, también integrante de la Academia-. Si no dejan que los médicos elijan el tratamiento para su paciente, quedaría en manos de quien esté en la farmacia, que no siempre es el farmacéutico." Partiendo de estos criterios, el comunicado de la Academia advierte: "Reformas como la propuesta impiden la actividad normal del médico, rebajan su calidad profesional y no aseguran la efectividad de un tratamiento. Es de desear que medidas como la presente no sean aprobadas por las autoridades".