E
l gobierno nacional suspendió los aumentos en los precios de los combustibles hasta después de octubre. Así, la Nación le puso freno a una sucesión de aumentos mensuales consecutivos que venía autorizando entre febrero y agosto. El principal vehículo para frenar las remarcaciones en las pizarras es la petrolera estatal YPF, dueña de un 55 por ciento del mercado de naftas y gasoil en el país. Si esa compañía no mueve los tableros, el resto no tiene margen para hacerlo para no perder competencia. Desde diciembre del año pasado, cuando el ministro de Economía, Axel Kicillof; el presidente de YPF, Miguel Galuccio; los gobernadores de las provincias petroleras, los gremios y las empresas del sector aceptaron bajar el precio del crudo en el mercado interno y transferirles esa rebaja a los combustibles, el mercado adquirió una dinámica particular. En enero, en un hecho casi inédito, las naftas y el gasoil bajaron 5 por ciento. Pero luego entraron en una carrera de aumentos que se extendió hasta el mes pasado. Los incrementos eran también parte del mismo acuerdo, ya que el pacto tácito consistía en retocar los valores sólo para compensar los efectos de la devaluación del peso en el negocio de las empresas. Eso se debe a que las compañías venden la mayor parte de sus productos en pesos, pero el 80 por ciento de sus costos se explica por la compra de petróleo, que está dolarizado. Los combustibles aumentaron 1 por ciento en febrero y marzo, otro 1,5 por ciento en mayo y en junio y 1,3 por ciento en julio. Pero a principios del mes pasado el salto fue mucho mayor: llegó a 2,5 por ciento y se aplicó un día después de las PASO en las que el candidato a presidente del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, sacó la mayoría de los votos. En el sector hicieron notar la cifra, ya que por su fecha de aplicación compensaría, hasta octubre, un nivel de incrementos similares a los que venían aplicando las empresas en los meses anteriores. Además de las necesidades electorales, las petroleras se encuentran con otro problema para retocar los precios. Sucede que los valores de las naftas y el gasoil tienden a caer en el mundo por el abaratamiento del crudo, algo que no ocurre en el país porque los automovilistas subsidian el precio para sostener las inversiones petroleras, según la mirada del Gobierno. A fines de la semana pasada, por ejemplo, la cotización del barril de WTI -producto de referencia en Estados Unidos- fue de 46 dólares, mientras que en la Argentina el crudo Medanito, uno de los de mejor calidad, cuesta 77 dólares, publicó La Nación.