E
ste jueves el Gobierno volvió a autorizar a las petroleras un aumento de valores en las pizarras de todo el país, que empezó a regir a partir de las 0 horas. El incremento es de 1,5%, la quinta suba consecutiva en lo que va de 2015. Con este ajuste se licuó toda la rebaja dispuesta al comenzar el año. Y es que el alza acumulada ya llega a más del 5,5%, y ya sobrepasó el recorte del 5% efectuado en enero. El litro de nafta súper en la ciudad de Buenos Aires de la estatal YPF que concentra el 55% del mercado y exhibe los valores más económicos hasta este jueves costaba $ 11,78, pero con la flamante suba, se ubicará a poco menos de $ 11,95 en las pizarras de estaciones de servicio. La nafta premium de la petrolera se ubicaba en $ 13,27 por litro, y ahora superará los $ 13,46; el gasoil, que costaba $ 10,71, llegará a $ 10,87 y el diesel "euro" se ubicará en los $ 12,45, consignó El Cronista. El nuevo incremento llegó luego de que el Gobierno justificara en diciembre la decisión de imponer un recorte en los precios al público como un reflejo de la caída de los valores internacionales del crudo pero como contrapartida, otorgó beneficios a las petroleras. El 2 de enero, se estableció que bajara a u$s 7 por barril el precio local del petróleo y se aplicó una reducción en impuestos: la casi eliminación de las de retenciones a la exportación y un subsidio a la producción de hidrocarburos, que se concretó en abril. Sin embargo, esa inédita reducción en los surtidores duró poco: el 12 de febrero se aplicó un incremento del 0,8% en naftas y gasoil; el 11 de marzo la suba trepó al 0,9%; el 7 de abril, también 0,9% y el 12 de mayo, un 1,5%. De este modo, la rebaja original del 5% se evaporó y los precios ya están por encima de los valores que había al 31 de diciembre. La explicación esencial que esgrimen desde las compañías para justificar las reiteradas subas es que los aumentos acompañan el ritmo de devaluación del peso (el negocio petrolero tiene sus costos dolarizados). Pero la realidad también es que ante la imposibilidad de ensanchar ganancias en una economía urgida por la ausencia de dólares (provenientes tanto de la inversión como financieros), sumado a la inflación y a la devaluación, las empresas intentan percibir ingresos vía aumento de precios de sus productos.