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e la redacción de INFORME DIGITAL Por Santiago Mac Yntyre Lugar común si los hay pero no por eso menos cierto es la frase “con la salud no se jode”. No parece ser tan evidente sin embargo para quienes dirigen los destinos ni más ni menos que de la obra social más importante de la provincia de Entre Ríos: el Iosper. Son 122.473 los afiliados que, según el padrón de las últimas elecciones del instituto, aportan mes a mes con el fin de garantizar su cobertura de salud y que ingresaron a sus arcas 1.000 millones de pesos en el último año. Sin embargo, el monto no parece ser suficiente y en los últimos meses estalló una grave situación en la que los aportantes se quedaron sin cobertura de obstetras, neurólogos, odontólogos, oftalmólogos. Según denuncian los propios empleados y afiliados, hace cuatro meses no se entregan medicamentos oncológicos y el la cobertura en las clínicas pende de un hilo: se define el martes si mantienen o no la prestación. A esto hay que sumar la situación de los trabajadores de una obra social que desde la gestión de Silvio Moreyra se convirtió en una caja de empleo, contratando familiares, amigos y militantes de su espacio político. Al día de hoy, a diferencia del resto de los empleados de la administración pública provincial, en el Iosper no hay fecha de pago de aguinaldo. Siga el baile, siga el baile La gravedad de la situación no sería atenuante para las nuevas autoridades que parecen seguir por la senda del despilfarro y continuar con el “estilo Moreyra”, que entre otras acciones poco honorables, destinó $30.000 pesos al carnaval de Santa Elena que terminaron –tras una especie de triangulación- en los bolsillos de su hermano Hugo. La continuidad del gasto innecesario y hasta obsceno si se consideran las circunstancias, se hizo patente este viernes con la fiesta organizada por la Obra Social en el salón Costa Alta, que no baja de los $20.000 por noche. Pero ése podría considerarse un gasto menor al lado del costo de la comida para los ¡700 empleados invitados! a la fiesta (sin contar los contratados de obra). Según fuentes de la obra social que obviamente pidieron reserva de su nombre por temor a represalias, a todos los trabajadores del instituto en la provincia les fue "sugerida" la presencia, lo que implicó también costos de traslados difíciles de calcular pero que fueron afrontados con viáticos. Para tener una estimación del precio de la fiesta, INFORME DIGITAL, consultó a diferentes empresas dedicadas a servicios de catering y los valores de una cena con entrada, plato principal, postre y bebida, oscila entre los 250 y 300 pesos. Con 700 invitados, el monto ronda los 175.000 a 210.000 pesos. Si se agregan los incalculables viáticos, posibles gastos en cotillón si es que se mantiene el clima festivo propio de Moreyra, la cifra habrá superado claramente los 200.000 pesos. Algo que seguramente es insuficiente para resolver los problemas que hoy aquejan a la obra social de la que depende la salud de más de 120.000 entrerrianos. Sin embargo, el obsceno despilfarro no resulta acorde a la crítica situación del la obra social y, para quienes por el voto de los afiliados asumieron la responsabilidad de comandar los destinos del Iosper, eso de que “con la salud no se jode” no parece ser una verdad de perogrullo.