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na vez más la Iglesia Católica vuelve a hacer foto en las drogas y el narcotráfico, un tópico que mereció numerosos pronunciamientos en el último tiempo y sobre el que recurrentemente expresa su preocupación. En esta ocasión, lo hizo a través de tres de sus representantes más notorios, en la Villa 31. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, encabezó hoy en ese asentamiento del barrio porteño de Retiro una jornada de concientización sobre el uso y tráfico de drogas, en la que convocó a "abrazar" al que sufre por el consumo. El cardenal exhortó a los cristianos a un mayor compromiso con la problemática de las adicciones, tanto en la prevención como en la recuperación de las personas adictas. Y afirmó que ningún sector de la sociedad puede desentenderse y decir "este no es mi problema". "Ante esta miseria que nos toca compartir a los argentinos, es esperable que haya políticas serias contra las drogas e instituciones fuertes en la sociedad para atender a los afectados", indicó, según consignó Infobae. Una postura similar manifestó el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, cuando analizó "el magisterio del papa Francisco en relación al cuidado del otro que sufre" y recordó que Jorge Bergoglio insistía en "la enseñanza evangélica de cuidar a los pobres, servirlos, porque en ellos está Jesús". "Los pobres se nos presentan con rostros bien concretos, y entre ellos están los tóxico-dependientes", indicó, y remarcó que el acompañamiento de este grupo de riesgo "no es un toco y me voy" sino que exige de presencia "frecuente" para atender las necesidades básicas y fomentar la promoción humana. En tanto, el coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado, el sacerdote José María Di Paola, conocido como padre "Pepe", hizo público un documento en el que convoca a los cristianos y personas de buena voluntad a "ponerse de pie y a formar parte de esta gran campaña de cuidado". La convocatoria de las autoridades eclesiástica se produce en momentos en que desde el oficialismo se propone una reforma de la ley de Tenencia y Tráfico de Estupefacientes, a fin de no criminalizar al adicto. El proyecto del oficialismo, que también propone a largo plazo la despenalización del consumo de drogas, es rechazado por la Iglesia, que advirtió semanas atrás que se opondrá a toda iniciativa que intente "legalizar" la venta de sustancias adictivas. En ese sentido, monseñor Lozano aseguró que "a veces se maneja ambiguamente un lenguaje que es confuso" y cuestionó que algunos digan que "hay que despenalizar y en realidad piden que se legalice la venta de marihuana u otras sustancias".