A
demás de los votos negativos de Adriana Puiggrós y Jorge Rivas, al kirchnerismo le faltaron 17 diputados al momento de votar la ley, entre ellos Carlos Kunkel, José María Díaz Bancalari y Jorge Landau, tres espadas históricas del Frente para la Victoria. Fuentes del bloque dijeron que hubo una desinteligencia con el horario de la votación y por eso no tenían la mayoría. “Se iba a votar en una hora y media y se votó en 45 minutos. Sólo por eso muchos diputados no llegaron”, explicaron. Es que este trío, curiosamente, votó todas las demás leyes en las 15 horas de sesión. El radical Mario Negri pareció habilitarles la votación. “No hagan del tiempo de la Cámara un entretenimiento mientras buscan diputados. Haga votar el proyecto, señor presidente, porque nosotros somos la oposición y hemos bajado todos los tiempos para contribuir al desarrollo del debate; no somos marionetas de ningún juego. Haga votar si no quiere que nos vayamos”, afirmó, mientras daba quórum. Con 112 votos posibles Elisa Carrió sugirió en el recinto que la oposición se levantara y frustrara la ley, pero los líderes de los bloques no se atrevieron. La chanqueña suele hablar en la Cámara con Kunkel, Díaz Bancalari y Landau no sólo para intercambiar anécdotas sino para consensuar leyes: Kunkel y Landau comparten con Lilita la Comisión de Peticiones, Poderes y Reglamentos, donde suelen sacar dictámenes por unanimidad. El más recordado es el que obliga a los diputados a renunciar a la intendencia para asumir, mientras que la semana pasada crearon la bicameral para investigar la complicidad de empresas con los crímenes de lesa humanidad. Lo cierto es que el trío Kunkel, Landau y Díaz Bancalari no hubiera alcanzado para llegar las 129 bancas propias, necesarias para no correr riesgos. A los votos negativos de Puiggrós y Rivas se sumaron las ausencias de Gloria Bidegain, cercana al Movimiento Evita; Graciela Giannettasio, Martín Insaurralde, el tucumano Isaac Bromberg, el jujeño Rubén Rivarola, el sanjuanino José Villa, el chaqueño José Mongeló y el fueguino Oscar Martínez, aliado en todas las sesiones. Aunque estas bancas vacías ya dejaban la pelota del lado de la oposicón, al kirchnerismo también la faltó la camporista Mayra Mendoza y la santacruceña Ana Ianni, ausentes en casi todas las votaciones; mientras que los cordobeses Fabián Francioni, Mónica Gutiérrez, Ramón Bernabey y la santafesina Silvia Simoncini se quedaron negociando la polémica ley de envasado de yerba en origen. El proyecto La Universidad de la Defensa aglutinará el Instituto Aeronáutico, el de Enseñanza Superior del Ejército y el Naval Universitario Argentino. “El consejo directivo, que lo integran el ministro de Defensa y su secretario, tiene a Milani, al jefe del Estado Mayor Conjunto –empleado de Milani-, a la Fuerza Aérea y al Ejército. Es decir que Milani gobierna esta universidad. Creo que en nombre del general Perón –y estoy hablando del general Perón del 72- están construyendo un Massera”, afirmó Carrió en recinto. “Hay actos que se votan en contra y hay otros que, en términos del 36, uno se tiene que parar. Este es un acto preparatorio de algo. Ustedes están construyendo un Massera. Se los pido por Dios: no construyan un Massera. Perón pudo ser cualquier cosa, y yo tengo críticas a Perón, pero no fue Massera”, dijo la chaqueña. Antes Puiggrós se había despachado contra el proyecto y empezó a poner nerviosos a Julián Domínguez y Juliana Di Tullio. "El proyecto intenta aminorar las consecuencias de otorgarle autonomía a las fuerzas armadas para su educación mediante una figura que no existe en toda la legislación argentina, que es la de la autonomía académica e institucional. Esto no existe. Además, incumple con las atribuciones que le otorga la Constitución Nacional a la presidenta de la Nación en lo atinente al mando de todas las actividades de las fuerzas armadas, al concederle autonomía para decidir y dirigir su propia formación", fue su argumento. Como adelantó LPO, Puiggrós ya se había diferenciado también del artículo del nuevo Código Procesal que propone echar a los extranjeros que delincan sin juicio. El debate al menos sirvió para blanquear la reconciliación de Diana Conti con Graciela Camaño, quienes se habían cruzado duro por sus maridos. "Días atrás, y la voy a nombrar, mi querida diputada –aunque a veces tenemos cortocircuitos la respeto- Graciela Camaño dijo algo en un programa de televisión cuando se cuestionó la actividad que Milani podía cumplir en determinadas tareas", sorprendió Conti.