E
fectivos de Gendarmería nacional y de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanó esta tarde la estancia San Silvestre del inversor mexicano Gregorio Sánchez Martínez, ubicada en proximidades de la ciudad de La Paz, por disposición del Juzgado Federal de Posadas, donde había sido radicada una denuncia por supuesto lavado de dinero y evasión impositiva. Los gendarmes se apersonaron poco después de las 17 en el lugar, según informó Análisis Digital. Poco después de las 19, el allanamiento continuaba realizándose. La coqueta y escondida estancia, de unas 900 hectáreas, tiene un casco enorme, de más de 700 metros cuadrados y una pileta de amplias dimensiones, con una palmera en el medio y una especie de islote. La casona prácticamente no se puede ver desde el río Paraná, por estar en lo más alto de la barranca y varios metros adentro. Uno puede llegar hasta la tranquera del campo –tras recorrer por casi veinte minutos un camino complejo y oculto en medio de zona campestre- y allí se encuentra con dos portones, con varios carteles, que advierten sobre la prohibición de acceder y la reacción a la que habrá que someterse, de violar la propiedad privada. “Perros de ataque”, dice uno de los carteles, donde también se exhiben reiteradas imágenes de Prohibido pasar. Hasta allí llegaron esta tarde los gendarmes e integrantes de la AFIP, por disposición de la Justicia Federal de Posadas. La operación del campo entrerriano fue acordada en el mes de febrero, en la escribanía del misionero Ives Lombardi. Allí se hicieron presentes Gregorio Sánchez Martínez y su esposa cubana (de su segundo matrimonio), la médica Niurka Saliva Benítez, hija de un teniente coronel de Inteligencia, que prestara servicios al castrismo por varios años. En los papeles, ese 16 de febrero de 2014, quedó registrada la donación de 2 millones de dólares, que hacía la mujer, a favor de su hijo Neftalí Sánchez Martínez, nacido en Mendoza el 1 de diciembre de 2010. La médica cubana entregó el cheque número 1199408468, del banco JP Morgan Chase Columbus, con sede en México, por la cifra mencionada, que sirvió para la compra del campo San Silvestre, que pertenecía a El Raigón S.A., liderada por los ciudadanos estadounidenses, quienes durante casi una década llevaron adelante negocios ganaderos en la zona e incluso contaban con más de 2000 hectáreas de islas, en la zona ribereña santafesina, que también habrían pasado al mexicano.