Viernes 09 de mayo de 2014
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Interés general
Duro documento de la Iglesia: "Argentina está enferma de violencia"
Los obispos elaboraron documento en el que hablan de la inseguridad. Critican los linchamientos, la corrupción y a la Justicia. "La cárcel ofrece pocos resultados", dicen. El obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, explicó el pronunciamiento.
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La Iglesia emitió su opinión sobre la violencia y la inseguridad.
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e la redacción de INFORME DIGITAL La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) emitió este viernes un duro documento titulado "Felices los que trabajan por la paz" (Vea documento adjunto: Felices los...), en el que abordaron la inseguridad en el país, al asegurar que "la Argentina está enferma de violencia". Asimismo, señalaron que "la corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero 'cáncer social', causante de injusticia y muerte". El presidente de la Comisión de la Pastoral Social y obispo de Gualeguaychú, Jorge Lozano, explicó el documento: "'Titulamos el documento 'Felices los que trabajan por la Paz' porque es una de las expresiones d las bienaventuranzas que predica Jesús. Reconocemos que así como están estos hechos de violencia también hay mucha gente comprometida con la paz aun entre creyentes no creyente, en todos habita en su corazón este anhelo de paz, justicia y concordia en la sociedad. Este es un gran valor que tenemos como punto de partida". Y agregó en diálogo con TN: "nosotros no quisimos entrar en el documento en dar indicaciones puntales porque las debe buscar la dirigencia con políticas públicas en cuanto a violencia y seguridad. Sí queremos señalar que el modo de salir de situaciones de violencia es el camino de la escuela, la familia y el trabajo digno”. En ese marco se refirió a los linchamientos a delincuentes y cuestionó que se denomine 'justicia por mano propia' a esos hechos: "todo lo que pueda ser acumulación de enojo de ninguna manera justifica actos como se llama ambiguamente justicia por mano propia. No podemos usar esta expresión, porque si es por mano propia no es justicia. La justicia tiene que ver con las instituciones de la democracia y el correcto funcionamiento del Estado" Fragmentos del documento: "Como pastores del pueblo de Dios -del que provenimos y al que queremos servir- nos dirigimos a todos los miembros de la Iglesia y a los hombres y mujeres de buena voluntad, para compartir nuestra mirada sobre un aspecto inquietante de la realidad nacional. Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina está enferma de violencia. Algunos de los síntomas son evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos afectados. Queremos detenernos a reflexionar sobre este drama porque creemos que el amor vence al odio y que nuestro pueblo anhela la paz". "Son numerosas las formas de violencia que la sociedad padece a diario. Muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o trabajar. Los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en agresividad. Una violencia cada vez más feroz y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al homicidio. Es evidente la incidencia de la droga en algunas conductas violentas y en el descontrol de los que delinquen, en quienes se percibe escasa y casi nula valoración de la vida propia y ajena. La reiteración de estas situaciones alimenta en la población el enojo y la indignación, que de ninguna manera justifican respuestas de venganza o de la mal llamada "justicia por mano propia". La creciente ola de delitos ha ganado espacio en los diversos medios de comunicación, que no siempre informan con objetividad y respeto a la privacidad y al dolor. Con frecuencia en nuestro país se promueve una dialéctica que alienta las divisiones y la agresividad". "La corrupción, tanto pública como privada, es un verdadero "cáncer social" (EG 60), causante de injusticia y muerte. Desviar dineros que deberían destinarse al bien del pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación, transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etc". "Para construir una sociedad saludable es imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley. Desde las reglas más importantes establecidas en la Constitución Nacional, hasta las leyes de tránsito y las normas que rigen los aspectos más cotidianos de la vida. Sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna autoridad. La obediencia a la ley es algo virtuoso y deseable, que ennoblece y dignifica a la persona. Esto vale también para los reclamos por nuestros derechos, que deben ser firmes pero pacíficos, sin amenazas ni restricciones injustas a los derechos de los demás. Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es inmoral". "La cárcel genera en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el mal, pero ofrece pocos resultados. El sistema carcelario debe cumplir su función sin violar los derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud, promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa que casi la mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas. Ningún delito justifica el maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos. Gracias a Dios algunos cumplen la palabra de Jesús: "Estuve preso y me visitaron" (Mt 25,36)".
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