E
l Partido Justicialista hará un congreso el 9 de mayo en Parque Norte y, a diferencia de otros encuentros, esta vez hablarán de cambios en el sistema electoral que podría traer los primeros chisporroteos entre los gobernadores y el núcleo duro del kirchnerismo. Agustín Rossi adelantó que pedirá incluir el sistema D’Hont en las primarias, un mecanismo que le da más representación a las minorías. No es un tema que debe definir el congreso partidario: la ley electoral le da a cada frente la potestad de definir sus reglas de juego. La premura de Rossi anticipa un escenario conflictivo. El peronismo históricamente utiliza el régimen de minoría simple, que le permite colar nombres en las listas sólo a quien alcance el 25% de los votos. El sistema siempre limitó las internas y esa tradición no cambió con las primarias, donde el oficialismo fue el que menos contiendas tuvo. En los búnkeres kirchneristas coinciden en que eso fue un error. Rossi se anotó para competir en una lista y no quiere pasar inadvertido. “Si decimos que queremos ampliar la participación de todos los sectores en el justicialismo, es lógico que la repartición de los candidatos a legisladores se haga como está previsto para la elección nacional, por el sistema proporcional D'Hont, correspondiente a la cantidad de votos que saque cada lista o sector", señaló, según consignó La Política Online. Para que el D´hont tenga el sentido de incorporar a más minorías en el reparto debería tener un piso bajo y no de más del 20%, como el que usó Unen en Capital Federal. La ley electoral que el PJ bonaerense hizo en 2009 lo incluía como norma general con un piso del 10%, pero fue esa una de las modificaciones que obligó a hacer Kirchner a último momento. Ocurre que como pocas veces, los gobernadores deberán lidiar con otro sector interno, como es el kirchnerismo, representado en legisladores, intendentes y dirigentes varios. La última jugada de este núcleo duro fue proponer una ley para votar junto a las presidenciales los parlamentarios del Mercosur y de ese modo llevar a Cristina en una boleta. La apuesta, al menos, permite dejar una latente la amenaza de jugar con la imagen de Cristina, sepultada ya la idea de la re reelección. Los gobernadores no están nada interesados en cambiar la ley de internas y permitir que el derrotado en las primarias pueda integrar una fórmula, como ocurre en casi todo el mundo y proponen todas las fuerzas de la oposición. Temen que se multipliquen las fórmulas presidenciales y le nazcan rivales inesperados en sus provincias. Pero si el kirchnerismo insiste en competir con un candidato propio, ese cambio le daría la opción de ubicarlo de vice en caso de una derrota y condicionar al triunfador, que podría ser Daniel Scioli. Hipótesis así sobran en el PJ, donde nadie se anima a decir que está todo cerrado.