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e la redacción de INFORME DIGITAL Carolina Jacky ejerce la abogacía hace 37 años, antes bajo el nombre de Jorge porque no existía reconocimiento de la identidad de género. Actualmente, espera el resultado de un concurso al que se presentó junto a otros 35 postulantes, para convertirse en miembro de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, lo que podría convertirla en la primera jueza federal trans de Latinoamérica (a nivel mundial, sólo hay algunos antecedentes en los Estados Unidos). El órgano judicial al que aspira a acceder Jacky tiene una importancia estratégica y una fuerte carga política para los gobiernos nacional y provincial. Hoy tiene cuatro cargos vacantes tras la remoción de Luis Miret y de Otilio Romano luego de que se comprobaran los vínculos de ambos con la última dictadura militar. Jacky ejerció durante 30 años la profesión de abogado, como Jorge, mantuvo un estudio en sociedad con el dirigente radical Andrés Marín durante una década y hasta fue candidato a gobernador de Mendoza en 1991. Pero cuando había pasado los 50 años, decidió que era hora de sacar hacia afuera “algo que había llevado toda la vida”. Desde ese momento transcurrió un largo proceso proceso que que tuvo su momento cúlmine en julio de 2010, cuando una sentencia judicial reconoció la existencia en Jacky de “disforia de género”. Es decir, un desacuerdo entre el sexo biológico y el sexo psicológico. “Tenemos un montón de normas que han ido avanzando tanto en derechos y garantías, permitiendo la inserción de muchos sectores que antes no eran contenidos por la legislación, a veces sí por la justicia”, dijo a Radio F5 al hacer referencia a su caso y analizar la Ley de Identidad de Género que rige desde 2011. Consultada acerca de qué tan inclusivo es el poder judicial, Jacky habló de las barreras que separan a magistrados de ciudadanos de a pie: “falta mucho. Yo lo hablo desde la profesión libre que ejerzo hace 37 años y de los clientes que le temen a estos edificios, que dan miedo a la gente común, como que no llegan a la gente que no están abiertas sus puertas y que los jueces están más allá de todo, no están “cerca de”. Esto tiene que cambiar porque el común de la gente lo que ve es la justicia que sólo atiende a los poderosos”, advirtió. La profesional también analizó la relación entre las condiciones sociales en cuanto al ejercicio de un derecho y las normas que lo pueden garantizar: “respecto del tema identidad de género la sociedad fue avanzando con respecto a este tipo de derechos y, creo, en otros que luego se plasmaron en una legislación. Si está preparada la sociedad para aceptar esta legislación, todavía creo que le falta, todavía falta mucha gimnasia y también para los beneficiarios de estas legislaciones conocer los derechos que tienen”. La relación Justicia-Religión En distintas jurisdicciones del Poder Judicial, existen iniciativas para que se quiten los símbolos religiosos de las salas donde se intenta impartir justicia: “yo creo que hay que separar lo que es el estado que es para todos de lo que son las creencias”, dijo pese a su confesa profesión de la fe católica. En ese marco opinó sobre la provocación realizada este martes por un grupo de católicos ortodoxos que irrumpieron en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires cuando se celebraba una ceremonia ecuménica con fieles y autoridades de distintas religiones, en conmemoración de la llamada “Noche de los cristales rotos”, una razzia protagonizada por las SA alemanas (milicias del partido nazi Alemán), ocurrida el 10 de noviembre de 1938, dirigida contra la población judía y que culminó con el asesinato de al menos 91 personas y 30.000 detenidos. Este hecho es señalado en la historia como un hito en el inicio de la política de exterminio del nazismo. Al hablar de lo opcurrido en Buenos Aires, Jacky manifestó: “estas cosas no tienen que pasar no podemos estar discriminando por religión y creo que a veces la justicia cuando se instala este tipo de símbolos puede ser, para una persona de otra creencia, una imagen que significa que podés llegar a ser juzgada distinto, entonces en ese sentido entiendo que cada uno lleva la religión adentro suyo”, y consideró que “tiene que estar la bandera argentina y la Constitución”.