D
e la redacción de INFORME DIGITAL Las agresiones contra el periodista santaelenense Carlos Furman parecen no tener fin y sus autores no tienen ningún tipo de impedimento judicial, político y/o policial para cesar en su accionar. En febrero ya lo habían golpeado, en julio le pintaron cruces esvásticas en el auto y continuamente recibe amenazas por mensajes de texto. El último eslabón de esta cadena de lamentables acontecimientos fue la golpiza que recibió este viernes cuando se encontraba en la radio donde desempeña su trabajo cotidiano mientras realizaba tareas de producción junto con su operador técnico. Según relató a Radio F5, se acercaron a la radio un par de individuos, padre e hijo, entre ellos “un puntero de intendente local que trabaja en el hospital me propinó unos cuantos golpes, con total impunidad”, denunció. Furman comentó que mientras lo insultaban y golpeaban le hacían referencia su pertenencia a la comunidad judía. Como consecuencia de los golpes, sufrió heridas sangrantes en la nariz. Reino de impunidad El conductor de radio dijo que debió esperar para hacer la denuncia porque el prpo agresor realizaba una exposición argumentando porqué le pegó, en palabras de un oficial de policía. Cuando llegó al hospital se encontró nuevamente cara a cara con s victimario y continuaron las amenazas e insultos. Asimismo, Furman denunció que después de hacerse una radiografía y mientras esperaba un traumatólogo llegó la esposa del agresor, que lo rasguñó. “Me agredieron y me insultaron tanto que no pude hacer el informe para la justicia. El traumatólogo me dijo `volvé el martes pero a escondidas’”. Increíble. El periodista afirma no haber recibido “ninguna respuesta” de la justicia. “Si vieran mi celular, tengo 30 mensajes de texto con `judío, la puta que te parió’, `te vamos a hacer jabón’, `hay una bala para vos’. El 90 por ciento de esos mensajes los bajé en el juzgado de La Paz, los transcribieron, tomaron el número, fueron los oficios a las empresas e Capital Federal. Y el juez (Carlos) Trajtemberg sobreseyó a tres ya”. “Cuando el martes vino el gobernador, en el palco estaban el vicegobernador, el senador Ballestena y cuando iba a hablar el intendente Rossi un grupo de manifestantes le gritó `chorro, ladrón’ y no lo dejó hablar. Nosotros le damos aire a esos manifestantes que después Rossi los trata de drogadictos, borrachos y prostitutas, y el hecho de escuchar a la gente nos lleva a vivir estas situaciones”, explicó. Pero las intimidaciones no cesaron después del hecho del viernes: “ayer cuando salgo de la radio nuevamente estaba este individuo amenazndome, en un auto, con toda la impunidad. Otra vez fueron a agredirme, llamo a la policía y casi me caga a trompadas la policía a mí y tengo testigos, filmaciones. Esto pasa en Santa Elena y no pasa en ningún otro lugar. Hay un narcotraficante que estuvo preso también por corrupción de menores y trabaja en una escuela”, dijo agregando otro elemento bochornoso para la vida de esa ciudad del departamento La Paz.