D
e la redacción de INFORME DIGTAL Esta semana la legislatura entrerriana comienza a debatir en comisiones la adhesión de la Provincia a la Ley nacional de Fertilización asistida aprobada hace un mes. Desde el Iosper ya advirtieron dificultades en cuanto a la implementación de la norma, lo que genera malestar entre sus impulsores, como es el caso de la ONG Sumate a Dar Vida. “Sabíamos que esto iba a suceder con las obras sociales y las prepagas. Siempre fueron las grandes contras que tuvimos”, dijo a Radio F5 la representante de la entidad en Entre Ríos, Alicia Silván: “la cantidad de amparos que se hacían eran porque ellos no querían reconocer que la infertilidad era una enfermedad”. Silván manifestó que muchas parejas se contactan con la ONG porque las obras sociales tanto nacionales como provinciales “no quieren cumplir. Ellos dicen que no tienen el presupuesto, tanto el Iosper como Iapos en Santa Fe, tienen un presupuesto porque estos afiliados hacen un aporte a la obra social, que muchas veces ni siquiera les han reconocido los estudios básicos para saber cuál es el tratamiento a seguir, si es alta o baja complejidad. PAP ginecológicos a veces no son reconocidos cuando se enteran que las mujeres tienen que hacerse tratamientos de fertilidad”, denunció. Silván sostuvo que desde las obras sociales y las prepagas “a estas parejas durante años las tuvieron con este sistema de que ‘no te reconozco este estudio’ porque después se que me vas a hacer un amparo por infertilidad. Ahora tienen una ley y tienen que cumplirla”. La integrante de Sumate a dar Vida puso en duda los argumentos de la obra social: “Iosper siempre sale a decir que siempre fue la primera obra social que reconoció”. Sin embargo asegura que la obra social de la provincia “no reconoció la infertilidad. Reconoció un 30 por ciento, el otro 70 por ciento tenía que pagarlo con un crédito asistencial el afiliado que se hacía ese tratamiento y muchas veces tenía que recurrir a amparos”. Silvan explicó que no siempre se se necesita tratamientos de alta complejidad, que cuestan entre 20 y 30.000 pesos. Aclaró que no todas las parejas llegan a ese tratamiento. “De 5 parejas sólo una llega, casi siempre van a los de baja complejidad que son las estimulaciones que se le hacen a las hormonas o muchas veces se reglan los ciclos para poder tener un buen tratamiento, que salen 2.000 o 3.000 según lo que el médico les sugiere”.